CUANDO TOREAR ES UNA ERECCIÓN
Ni lobo ni pino: toro y olivo. Eso era Ortega y Gasset para Octavio Paz.
-Pensar es una erección, y yo todavía pienso.
Paz lo visitó en el Hôtel du Rhône en Ginebra, que es donde Ortega le dijo lo de la erección y más cosas. Por ejemplo, que la única actividad posible en el mundo moderno era la del pensamiento y que, para pensar, había que saber griego o, al menos, alemán.
-Me tomó por el brazo y, con una mirada intensa que todavía me conmueve, me dijo: "Aprenda el alemán y póngase a pensar. Olvide lo demás."
Viene la cosa a cuento de Morante* ("Morente", le dice Arrabal), que dice que él, con Paula de apoderado -el que le decía "papafrita" desde el callejón- aprendió que el toreo es... pensamiento, algo, por cierto, que ya iba por ahí diciendo el Emo de Galapagar.
Y uno ha de decir lo que aquel lector de Topor, maestro de Arrabal: "No entiendo nada, pero... ¡qué arte!"
Ignacio Ruiz Quintano
*Morante es el torero que, al decir de sus sectarios, para los relojes como Uri Geller doblaba las cucharillas de moka. En París ha declarado estar loco por Dalí, cuyos relojes, los relojes dalinianos, serían pelucos sevillanos vistos por Rafael de Paula.