domingo, 15 de noviembre de 2009

"IT'S NOTHING PERSONAL, JUST BUSINESS"

El flautista S. Boix: "Los toros son marketing y glamour."


THE GODFATHER


José Ramón Márquez


Tan sólo por introducir un elemento nuevo sobre todo lo que se ha dicho a propósito de la posible temporada 2010 de José Tomás, debemos ir haciéndonos a la idea de que el objetivo de su venida a Madrid, viendo lo milimetrada que va su carrera, es la obtención de un rabo y –este añadido sería un sueño para quienes lo llevan- el indulto del cuvillo de turno.

Como es natural, el torero y su entorno tienen todo el derecho a planificar la temporada de la forma que consideren adecuada y organizar su “Spanish Tour 2010” de forma similar a la de los ’09 y ’08 sobre su clásica base de no asumir compromisos ni en las plazas, ni en las ganaderías, ni en los que compartan cartel con el semidiós.

Quizás el riesgo que se sigue de este planteamiento es que la ausencia del de Galapagar de las grandes ferias, sustituida por cameos en algunas de las grandes plazas en fechas de menor compromiso, conlleva el riesgo de aumentar la desaceleración de su impulso mediático y con ello el de la pasta, la lana a recoger. En este sentido, la enorme bronca que seguirá a la controversia sobre los merecimientos comparativos para la obtención del rabo en Las Ventas, dará a su entorno las alas precisas tanto para poder hacer valer con fuerza sus exigencias económicas en los despachos de los empresarios como para conjurar la ligera, pero apreciable, pérdida de interés del público hacia el Pasmo de Galapagar. Creo que la hora en la que la propaganda nos presentó a Tomás como el salvador ya ha pasado: la fiesta, en su día, se prohibió en Canarias sin que nadie dijese ni pío y quizás se prohíba en Cataluña sin que realmente pase nada. El palo ese del Mesías salvador ya está agotado como herramienta de mercadotecnia y conviene ir cambiándolo por otro y ése puede ser perfectamente la gran controversia que se establezca entre los del “rabo sí” y los del “rabo no”.

O eso o –por favor, no se me malinterprete- la gran cornada. Ahora estoy pensando en Manuel Benítez, en su confirmación de alternativa. Claro que para igualar el fortísimo dramatismo de aquel momento único sería preciso que volviese al cielo de Madrid aquel impresionante, imposible, nubarrón gris y negro, aquella tormenta desmesurada. La magia de El Pipo fue capaz de conseguir aquella escenografía bíblica y, visto lo visto, creo que Boix también sería muy capaz de conseguirla.