jueves, 26 de septiembre de 2024

La Segunda División. 8.- SD Huesca


Antonio Hidalgo, empuje y brío en el banco

Jorge Pulido.- talaverano devenido en patriarca oscense


Francisco Javier Gómez Izquierdo


        Creo que los que llevan los asuntos dinerarios en Huesca andan en continuo sobresalto como el resto de los clubes de la Segunda.., pero en el caso de Huesca la masa social -seis mil abonados- y la capacidad del Alcoraz -unos 9000 localidades- la problemática no da mucho de sí y las penurias parecen permanentes tras el descenso de Primera hace tres años. El míster Antonio Hidalgo, medio centro salido de la Masía sin el glamour de los Guardiola, Xavi, Busquets... supo adaptar sus capacidades al fútbol de Segunda División como jugador en el Tenerife sobre todo, además de Málaga, Zaragoza, Albacete... y se estrenó la temporada pasada en el fútbol profesional como entrenador en un Huesca con ánimo de picapedrero alejado de los elogios a la posesión y demás zarandajas inapropiadas a su plantilla.


    El Huesca es sencillo de comprender: apretar en defensa -"bloque bajo" que se dice ahora- y buscar un córner, una falta o un contrataque mortal.  Hidalgo estudia la debilidad contraria y en ella se ceba como es su obligación y así goleó a mi Córdoba que salta a los campos como si fuera el Ajax de Cruyff, pero resulta que de Cruyff hace un tal Casas, de Suurbier un Calderón moreno de verde luna, y de Haan, el hijo de Zidane, que tiene de llamativo el nombre, o sea "hijo de Dios".


      Al Huesca ha venido un portero sevillano con muchos años en el Alcorcón y el Leganés, Dani Jiménez; tiene treinta y cuatro tacos y para porque impone mucho respeto su cara de instructor de marines. Jorge Pulido es el capitán y padre espiritual del equipo; titular indiscutible en el centro de la defensa y temible receptor de los saques de esquina y faltas en el área contraria. Clave junto a Sielva en el balón parado. En el Huesca jugó muchos años Camacho, que parecía no jubilarse nunca, pero este Pulido, talaverano que jugó en los tres grandes de Madrid va a superar los quinquenios de Juanjo Camacho, toda una institución oscense. El otro central también se apellida Pulido y se dio a conocer en el Fuenlabrada. Blasco, alopécico francés exrealista, suple a cualquiera de los dos, así como Diego González que suele ocupar el lateral izquierdo. En el derecho sale Loureiro, gallego grande que estuvo dos años en Córdoba; también puede hacerlo y de hecho lo hizo el lunes, Toni Abad, titular siempre en los equipos de Segunda b y Primera RFEF que ha militado. Silván es el mediocentro con el mismo porte y maneras que gastaba Hidalgo cuando jugaba. Es el que saca las faltas por tener un cañón en su pie derecho; con Javi Pérez -en dos años en el Burgos no jugó ni un partido- hizo de doble pivote contra el Córdoba. Por derecha le acompaña y ayuda Gerard Valentí, jugador agónico que se vacía sin escatimar resuellos. Por la izquierda tanto de lateral como de interior se desempeña según la necesidad Villarrasa, que ahorra florituras de su talento en favor del sacrificio por el equipo. Cortajarena, cantera de la Real, corre y estorba como suelen los peones bregadores, y el redomado ovetense Javi Mir suele salir en las segundas partes. Como Pulido atrás y Sielva en el centro, arriba es indiscutible el mediapunta a Joaquín, dador del último pase al fornido Sergio Enrich, ariete curtido en plazas rocosas sobre todo la de Ipurúa con escabrosa experiencia, o a Hugo Vallejo, trotón de la geografía desde que saliera de Málaga. De Soko, camerunés fibroso al que servidor encontró una mañana entrenando a solas cerca del hotel donde sus compañeros del Ibiza repasaban sus móviles en la zona de recepción, los aficionados del Alcoraz y servidor esperamos algo más que músculos retratables. Iker Unzueta como delantero centro y el castillista Jordi Martí como extremo suelen calentar banquillo pero tienen recursos cuando Hidalgo los necesita.


    Vi al Huesca contra el Burgos - 0-1 en el Alcoraz- y me pareció equipo ganable, con fisuras por los costados y cierta lentitud atrás. El Córdoba salió como suele, a comerse el mundo a la holandesa, y el mundo, en este caso Huesca donde no nos iba mal antaño, nos tumbó sin alardes, a la espera, como el furtivo avieso derriba al gran venado en el berrear de estas noches. Los locutores aplaudieron al final la disposición táctica de nuestro entrenador Iván Ania, por su valentía. Antonio Hidalgo no recibió tantos elogios por prudente y conservador, pero cosechó un 4 a 1 a favor.