sábado, 21 de junio de 2014

Italia, 0; Costa Rica, 1. Italia jugará muy bien al fútbol, pero al final con ellos siempre acabamos hablando de barbas.

 Hughes
Abc
 
Italia recuperaba a Buffon y salía con el 4-1-4-1 pimpante de centrocampistas. Costa Rica, con su 5-4-1 y mucho más ánimo. Italia jugará muy bien al fútbol, pero al final con ellos siempre acabamos hablando de barbas. Juegan a velocidad de apisonadora, como si todos los partidos fueran en Manaos.
 
Italia controlaba la posesión con enorme cicatería. Hay que elogiar la alineación de centrocampistas, pero si hemos criticado alguna vez el tiquitaca excesivo de España, sería absurdo rendirse ante lo de Italia. Porque aquí no hay rotaciones, slaloms de Iniesta, triangulaciones rapidísimas, ni esa rítmica coralidad que llegaba a emocionar. Es un tam-tam cansino hasta que Pirlo ve un hueco. Es como Paolo Rossi o Toto Schillaci, sólo que de lejos. Y en conjunto, una forma blanda, distinta de catenaccio y no sé si mejor, porque el original generaba espacios. Un catenaccio senil adaptado a Pirlo.

Pasado el veinte apareció Balotelli mirando por fin a portería contraria. Costa Rica adelantó la línea de defensa y Pirlo, listo como un lince, aprovechó para enviarle un pase que le dejaba solo ante el portero. Falló en la elevación, pero quedó claro que el juventino aprovecha el desmarque ajeno como parte de su propio fútbol. Italia son cinco centrocampistas vigilando a Balotelli como en un correccional. Pero Costa Rica se sobrepuso. Primero con un par de contras que originó Candreva con sus pérdidas. Luego por la calidad de Bryan Ruiz. Y alrededor del 40 le hicieron un penalti claro a Campbell. Quizás no fuera claro, pero es fácil simpatizar con Costa Rica, orgullo de la Concacaf. Al poco, justo antes del descanso, magnífico pase de Díaz y remate de Ruiz, saliendo de entre los centrales, un bello remate de sien. Es la Costa Rica de Bryan Ruiz como fue el Perú de Cubillas.
Prandelli sacó a Cassano por Motta. Pero el 4-4-2 abría rendijas y permitió las contras de Costa Rica, que en esa tesitura se defiende bien. Y repasemos: bien en el estático, bien en el balón parado, bien en el contragolpe...

Prandelli se fue desmelenando y quitó a Marchisio por Cerci. Fue sustituyendo los centrocampistas por atacantes con un punto de desesperación. Desmontó Italia. Alcanzada la media hora, Costa Rica no había sufrido. Keylor Navas da una enorme seguridad a la defensa. Tiene una jurisdicción fuerte sobre los balones que le rondan por el área. E Italia era la débil conexión Pirlo-Cassano. Demasiado evidente. Su ataque era desorganizado porque Pirlo brilla menos desprotegido. Es un estilo de mando que requiere guardia pretoriana.

No sé sabe por qué, pero Costa Rica es divertida de ver. Lanzaba contras que destrozaban la estructura de Italia. A cinco minutos del final, Prandelli estaba de cuclillas como si el área técnica fuera un precipicio. Y el rictus de Pirlo dejó de tener misterio. Sufría. Además hemos sabido que su barba es por Chuck Norris. Ni una ocasión de gol para Italia.