viernes, 20 de junio de 2014

Brasil'14. Si sale con barba, San Antón, y si no, Mourinho

Hughes
Abc
Hemos pasado del Estilo al Ciclo por el intermedio de la Generación. Tras días colectivizando la culpa, individualizar el análisis se hace complicado. Se queda uno bizco en el ajuste de enfoque. Ahora resulta que los jugadores están más acabados que El Puma. Bueno, ¿y para qué vinimos a Brasil entonces? ¿A conocer Curitiba? Esto del acabamiento tiene que matizarse.

En la portería lo que ha habido es un reparto de roles. La titularidad, para Casillas. Al lado, De Gea, su heredero casi oficial (de la ley a la ley) y Reina de animador y generador incansable de buenrollismo. Y si fallaba algo, que falló, la culpa para Mourinho.
En la defensa no se puede hablar de jugadores acabados. Ha habido renovación de nombres por parte de Del Bosque. Y Ramos venía de hacer el año de su vida.

En la delantera se cambió de nueve pariendo la genialidad de Diego Costa, que al final ha resultado casi innecesaria. El resto, conservadurismo on the rocks con Torres y Villa. Nunca sabremos qué habría pasado con Jesé. Diríamos que ha habido un trabajo de rejuvenecimiento salvo en lo medular. En la sala de máquinas de España.

El centro del campo ha sido el mismo, exprimiendo el limón reseco de Xavi. Como marineros con escorbuto nos agarramos a Xavi, que no tenía una gota más de toqueína. En esta zona del campo,además, se solidificó un doble pivote muy conservador que operaba como red bajo la red, redundancia. Dicho todo esto, tampoco había mucho más en España.
Puede que Del Bosque haya pasado de gestor de egos a gestor de inercias. No es que falte trabajo, sabemos que se queda dormido viendo los vídeos igual que Sampaoli, es una cuestión de energía. Primero, la genialidad de idear algo distinto, de cambiar e introducir otra forma alternativa. Luego, la capacidad de galvanizar. Lo que hizo Aragonés. No se hizo ni una cosa ni la otra y eso es un fracaso del seleccionador y de sus superiores. Los rivales nos han aprendido, pero España no ha pensado nada para sorprenderles. Ha acabado siendo más previsible que un telefilme de los domingos. Criticar a Del Bosque le duele a uno («es tan bueno», he escuchado). El buenismo es una cosa que se trabajó Guardiola y heredó Del Bosque (¡gran heredero de nuestro fútbol!).
Se dejó morir el tiquitaca como un sistema cerrado. El motor de un suntuoso coche de gran carrocería que se para. Hubo, eso sí, una progresiva ralentización. Pero hablar ahora de Fulano o Mengano sería como sacar a relucir la junta de la trócola. Se le apagó el sistema al míster como si fuese algo termodinámico.

Esto conecta con la teoría Celades. La RFEF se llevó de técnico al andorrano, símbolo de la suavización total y paroxística del toquitaca.

Y además cabría decir que todos nos sumamos al toquecito (unos más que otros). Todos nos pusimos a participar. ¡Tuya! ¡Mía! ¡Ahí la llevas! «El estilo, la filosofía, mira qué bien la tocamos». La Roja era ella y lo que la rodea, todos haciendo la floritura del recibir, dar y tocar, con un narcisismo y una fraseología absurda. Por experiencia sé que es más fácil analizar algo con la horma del dogma. Para el futuro sería necesario, casi imperativo, que junto a juventud (Deulofeu, Thiago, Jesé, Iturraspe) se renovaran los teoremas. No más debates sobre el falso nueve. Esperar al falso nueve, en esto se resumen estos cuatro años. Porque resulta sospechoso que este equipo haya muerto y no vaya al cielo todavía. Le queda el limbo de Curitiba. Y ya tenemos una definición de limbo: un partido inútil contra tus antípodas.