@rodgomezcuesta: Chan chan chan cha chaaaan
Hughes
Después de pedir mordiente, de reclamar incisivos, llega Suárez, hinca el diente y el fútbol le monta un cirio. Mordió la manzana Eva, Tyson rebanó una oreja, Suárez ya probó defensa, pero se ven como ofensa las dos paletas charrúas –parecen de castorcillo–, como si nadie en las rúas osara jamás mordisco. Muerde, roe, hinca, horada, desgarra que no es membrillo, ariete de dieta blanda ¡da placer a tu colmillo! Muerde el amante en la cama, muerde el niño su juguete, vivir es morder la Nada, morir es morder más fuerte.
Se admite la alevosía de la patada al menisco, pero el diente es herejía porque molesta el instinto. Morder es herir queriendo, dejar el sello es valiente, que quien presenta su diente da más pistas al forense. Hugo, que fue el más macho, se acomodaba los nachos. Juanito pisó y es mito, así que, don Florentino, para juntar al gabacho quizás valga más Luis Suárez que nueves fuera de cacho.
Tendrá que decirlo Arsuaga, que en Burgos se mordió siempre, que para el hombre, ser hombre, supone afilar el diente. Pero es tabú, es anatema pensar que el alma es caníbal, que en el fondo hay un sustrato que admite jalarse un menda. Los de la justicia FIFA –burócratas ginebrinos–, que más que justicia es filfa, quieren darnos un ejemplo con el ídolo xeneize. Ya se lamenta el Pelusa, Mujica se compadece: «Somos chiquitos», sostiene. Y entre multa y demagogia y gran estupor xeneize, se nos escapa el asunto de rehabilitar el diente: muerde el bruxista a sí mismo, mordieron en Transilvania, pensar es hundir quijada, se muerden hasta almohadas.
Se admite la alevosía de la patada al menisco, pero el diente es herejía porque molesta el instinto. Morder es herir queriendo, dejar el sello es valiente, que quien presenta su diente da más pistas al forense. Hugo, que fue el más macho, se acomodaba los nachos. Juanito pisó y es mito, así que, don Florentino, para juntar al gabacho quizás valga más Luis Suárez que nueves fuera de cacho.
Tendrá que decirlo Arsuaga, que en Burgos se mordió siempre, que para el hombre, ser hombre, supone afilar el diente. Pero es tabú, es anatema pensar que el alma es caníbal, que en el fondo hay un sustrato que admite jalarse un menda. Los de la justicia FIFA –burócratas ginebrinos–, que más que justicia es filfa, quieren darnos un ejemplo con el ídolo xeneize. Ya se lamenta el Pelusa, Mujica se compadece: «Somos chiquitos», sostiene. Y entre multa y demagogia y gran estupor xeneize, se nos escapa el asunto de rehabilitar el diente: muerde el bruxista a sí mismo, mordieron en Transilvania, pensar es hundir quijada, se muerden hasta almohadas.