TENIS Y TOROS
A la talanquera venteña está llegando público de tenis, que es ese juego para criados donde los señores sólo están para ver, oír y callar. Ya había el público futbolero, que es ése que a cada lance en el ruedo berrea, no un "ole", sino un "bieeen". A veces, uno, ya harto, contesta: "¡Que no!" Y entonces el público de tenis te monta el lío mandándote a callar. "Las protestas al final", te dicen. Pero ellos los "bieeen" y los "oles" idiotas los sueltan al momento . Esto indica que la tolerancia es un concepto aplicable sólo para las cosas de la masa, pero no a las del individuo. Tolerar a la masa en sus disparates y arrasar al individuo en sus discrepancias. Y no hay que consentirlo.
Ignacio Ruiz Quintano
A la talanquera venteña está llegando público de tenis, que es ese juego para criados donde los señores sólo están para ver, oír y callar. Ya había el público futbolero, que es ése que a cada lance en el ruedo berrea, no un "ole", sino un "bieeen". A veces, uno, ya harto, contesta: "¡Que no!" Y entonces el público de tenis te monta el lío mandándote a callar. "Las protestas al final", te dicen. Pero ellos los "bieeen" y los "oles" idiotas los sueltan al momento . Esto indica que la tolerancia es un concepto aplicable sólo para las cosas de la masa, pero no a las del individuo. Tolerar a la masa en sus disparates y arrasar al individuo en sus discrepancias. Y no hay que consentirlo.
Ignacio Ruiz Quintano
