Ignacio Ruiz Quintano
Por febrero del 74, Laín, con toda su pedantería al hombro ("becas suculentas, cátedras, sillones académicos, viajes..."), salió de escudero del difunto don Américo Castro contra don Claudio Sánchez-Albornoz, que el 28 de abril contestaba en Abc:
-...¡De Aristóteles a Chamberí! Me ha abrumado con la confesión de sus lecturas. ¡Ma che que cosa bárbara!, que dirían en Buenos Aires. Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás, Kant... "Lo que sabe este tío", dirían en Chamberí. No le vendría mal, empero, leer un poco de Historia de España. "Bebo al chipre en copas de oro", hacía decir a Alejandro, dirigiéndose a Diógenes, un poeta que leíamos en el colegio durante mi niñez. "Yo bebo el agua en la mano", replicaba el filósofo. Orgullosamente usted declara leer a Kant; humildemente yo reconozco que leo el Abc.
Lo digo por la que se avecina con la controversia sobre España entre el Sabio de Hortaleza y Del Bosque, con Laín (¡y Ridruejo!, que tambien acabó metido en el lío) al fondo.