Horacio Vázquez-Rial
Factual
En Pasión de los fuertes, una película que John Ford quiso rodar porque había conocido a Wyatt Earp en persona, y que se llamaba en realidad My Darling Clementine porque era una historia de amor, Doc Holliday, el coprotagonista, encarnado por Victor Mature, que entiende lo que le pasa a su amigo, le pregunta al hombre de la barra del saloon si alguna vez ha estado enamorado. La respuesta es: “No. He sido camarero toda la vida". Con lo que queda establecido para siempre, al modo oblicuo y casi imperceptible de Ford, que enamorarse es un privilegio. Como yo lo he tenido, sé de qué va la cosa y puedo jurar que lo mejor que le podía pasar a Iker Casillas después de encontrar a semejante bellezón, era tenerla cerca en Sudáfrica. Precisamente para no distraerse pensando en qué estará haciendo la bella en casa y para jugar como nunca luciéndose ante ella.
Sumemos a todo ello el hecho de que la señorita Carbonero es una profesional enviada por Telecinco y situada junto a la portería por la FIFA, y concluyamos dos o tres cosas: 1) es muy probable que Fernando González Urbaneja nunca haya estado enamorado y por tanto no comprenda las necesidades de nuestro portero; 2) es muy probable que Fernando González Urbaneja haya olvidado que su papel como Presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid es el de defender a los periodistas, incluso ante la prensa británica; y 3) que, sabido lo que sabemos, parece igualmente probable que Fernando González Urbaneja haya sido influido en su postura por su hijo, el señor González Antón, responsable de los deportes de la Sexta, al que Sara Carbonero, según numerosos testigos, se le escapó en todos los sentidos del término para marcharse a la cadena en la que hoy trabaja.
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En Pasión de los fuertes, una película que John Ford quiso rodar porque había conocido a Wyatt Earp en persona, y que se llamaba en realidad My Darling Clementine porque era una historia de amor, Doc Holliday, el coprotagonista, encarnado por Victor Mature, que entiende lo que le pasa a su amigo, le pregunta al hombre de la barra del saloon si alguna vez ha estado enamorado. La respuesta es: “No. He sido camarero toda la vida". Con lo que queda establecido para siempre, al modo oblicuo y casi imperceptible de Ford, que enamorarse es un privilegio. Como yo lo he tenido, sé de qué va la cosa y puedo jurar que lo mejor que le podía pasar a Iker Casillas después de encontrar a semejante bellezón, era tenerla cerca en Sudáfrica. Precisamente para no distraerse pensando en qué estará haciendo la bella en casa y para jugar como nunca luciéndose ante ella.
Sumemos a todo ello el hecho de que la señorita Carbonero es una profesional enviada por Telecinco y situada junto a la portería por la FIFA, y concluyamos dos o tres cosas: 1) es muy probable que Fernando González Urbaneja nunca haya estado enamorado y por tanto no comprenda las necesidades de nuestro portero; 2) es muy probable que Fernando González Urbaneja haya olvidado que su papel como Presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid es el de defender a los periodistas, incluso ante la prensa británica; y 3) que, sabido lo que sabemos, parece igualmente probable que Fernando González Urbaneja haya sido influido en su postura por su hijo, el señor González Antón, responsable de los deportes de la Sexta, al que Sara Carbonero, según numerosos testigos, se le escapó en todos los sentidos del término para marcharse a la cadena en la que hoy trabaja.
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