SAN PEDRO EN BURGOS
Recuerdo la charanga, el pasacalles, los Gigantillos bailando en el Espolón, la tómbola y las barracas con la música de Los Bravos en La Quinta, el cielo azul a lo Marceliano Santamaría, los títeres de Karraskedo, los toros (una primera corrida: Teruel, El Cordobés y El Puno), apoteosis de junio, las noches sin sueño... y todo lo que cambiamos por esto que los carlistas llamaban "la farsa del madrileñismo", que hoy vive uno de sus grandes momentos con la sentencia del Estatuto.
Ignacio Ruiz Quintano
Recuerdo la charanga, el pasacalles, los Gigantillos bailando en el Espolón, la tómbola y las barracas con la música de Los Bravos en La Quinta, el cielo azul a lo Marceliano Santamaría, los títeres de Karraskedo, los toros (una primera corrida: Teruel, El Cordobés y El Puno), apoteosis de junio, las noches sin sueño... y todo lo que cambiamos por esto que los carlistas llamaban "la farsa del madrileñismo", que hoy vive uno de sus grandes momentos con la sentencia del Estatuto.
Ignacio Ruiz Quintano