El rictus de Evo ante un terremoto de 7,2 grados en la escala de Richter en Valparaíso (Chile), antes del juramento del nuevo presidente de Chile, recuerda al de Moctezuma cuando supo de la llegada de Cortés a las costas de su Imperio, y también al de los súbditos del propio Evo cuando éste les cuenta la guerra que a sus abuelitos les dieron los romanos de Augusto.