jueves, 18 de marzo de 2010

DERECHOS DE AUTOR Y PARÁBOLA DE LA MESA

Plaza del Descubridor Diego de Ordás, Madrid


Anónimo

Sociedad General de Fabricantes de Mesas (SGFM)


Yo fabrico una mesa a R.; él va, me la paga y se la lleva a su casa.
Un día invita a comer a sus amigos para hacerse una cena con jabugo,
ostras, caviar de Beluga y otras delicatessen propias de un currante como
él.

Pues, bueno, ¿cómo es que sus amigos están comiendo en MI mesa, disfrutando
de ella Y NO ME ESTÁN PAGANDO?.
¿Que ya la pagó en su momento R. y él hace lo que quiera con la mesa?

¡De eso, nada!

Yo se la vendí a ÉL y no al gordo de E. que se está poniendo ciego
comiendo en mi mesa.

Así que cada vez que alguien coma en una mesa y no sea éste el que la
compró me tiene que pagar.

Pero espera: no sólo eso, sino que al que saque beneficio económico de mi
trabajo (la p... mesa) lo voy a sangrar.

O sea, todos los restaurantes que me paguen 2milEUR al mes por usar mis
mesas.

¿Pero por qué restaurantes sólo? TODO EL MUNDO USA MESAS: las oficinas
necesitan mesa para trabajar Y GANAN DINERO POR ELLO; los voy a sangrar a
todos.

¿Una boda? Que paguen por las mesas. ¿NO PAGAN POR LOS LANGOSTINOS?
(R. dixit).

Pero, claro, hay un problema: yo antes hacía mesas, pero hace años que no
hago ni una y nadie usa una mesa mía. Pues no pasa nada, yo cobro por TODAS
las mesas. Es más, por todo lo que tenga 4 patas y una tabla encima. Por si
acaso, vete a saber si alguna de ellas es mía o de mis amigos de la
Asociación.

Pero da igual si esas mesas son de Ikea; YO las cobro y luego digo que el
dinero se lo lleva Ikea.

¿Nadie es capaz de pararle los pies a esta gente?