MADRUGÁS
Mira, Manolita la Culona, perdón, el señor Azaña, era un pobrea y un cobarde... Sí, sí... Poco después de lo de Casas Viejas, a eso de la medianoche, un hombre le gritaba "¡ASESINO!", con todas sus letras, desde la acera de enfrente a sus balcones encendidos todavía. A la segunda madrugada, dos disparos frenaron en seco los gritos en la calle, un tercero, ¡pam!, el de gracia... Desde esa noche no pudo volver a dormir. Pregúntaselo al Cipri, a su cuñado Rivas-Cherif, que te diga si la cosa fue así o no.
En Los Cuadernos de La Pobleta -esos que hace poco han sacado en Méjico-, en Valencia y loco de terror (que me mandan al carajo, que lo mismo me matan, que yo he tenido la culpa de esta guerra), todavía escribía páginas y páginas sobre los ataques sin fin de que era objeto -según él- por parte del artero Alcalá-Zamora. Pobre don Niceto...
Era una paranoica fea y culona... Y ¿qué me dices del famoso discursito -y esto no lo hacía mal- del "España ha dejado de ser católica"? ¿Qué necesidad había de decir tantas necedades tan bien dichas? "¡Fuera cruces de los cementerios!" Pues díselo tú a una vieja andaluza, que antes la tienes que despellejar... Necedades tan bien dichas.
FLOR DE CANANAS / VICENTE TORTAJADA
Ignacio Ruiz Quintano