José Ramón Márquez
De los errores de Enrique Ponce ya hemos hablado antes. Por no ser pesados no los reiteraremos. Una cosa es plantear una mala estrategia por falta de cálculo o por malos consejos, lo cual es responsabilidad o interés del torero, y otra, que se dediquen por ahí a cargarle muertos que no son suyos.
Viene esto a cuento de lo que vemos en la prensa sabatina: "Ponce no viene por dinero”. Y el empresario Don Choperón -recordemos que no le gusta ‘Choperita’-, dice:
-Ponce no viene por un tema exclusivamente económico.
¡Toma ya!
No es que Ponce tenga fama de ser un tío rumboso y espléndido en el gasto, pero creo que estos no dicen toda la verdad. Hasta donde yo sé, la cosa fue así:
la empresa de Madrid le ofreció a Ponce 30 millones (ya sabemos que la moneda de cambio en el mundo del toro sigue siendo la peseta). Enrique Ponce pidió 50. La empresa usó sus trucos para rebajar: aludieron a la crisis, a la cantidad de abonados que ahora son desempleados, al gran número de hogares en las que todos sus miembros están en el paro, a las estadísticas de la OCDE, a los problemas que pueden venir a la economía española tras el ‘crack’ de Grecia... El torero, sin pestañear, preguntó:
-¿Han bajado el precio de las localidades?
La empresa dijo:
-No.
-Entonces -terminó el torero- yo quiero 50.
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Que ahora quieran hacer repercutir los enormes emolumentos de José Tomás sobre Ponce, como pretenden hacer ver, que si no es por Tomás nos quedamos sin Fundi, es otra patraña más de todo el tinglado que se están montando los de la plataforma Forever Rabo, cuyo único fin es hurtarle a Toribio uno de los rabos que compra de forma honrada y legal para regalárselo al torero rabero, al cupressus, al stone man, con el visto bueno de la Autoridad que, como es natural, velará porque no haya conflicto alguno de orden público.