martes, 30 de marzo de 2010

MARTES SANTO


"UN HOMBRE", LA ESTRELLA

La Estrella es una Virgen muy valiente, puesto que, según la historia, en 1932 fue la única en atreverse a salir. 1932: cuando España se embriagaba de vino republicano, Sevilla creyó oportuno emborracharse más de lo justo, hasta merecer el epíteto de "la Roja" por sus mejillas ardientes. Sevilla la Roja (...) Es fácil de adivinar la bravura de que hubo de dar pruebas la Estrella, en 1932, para lanzar su desafío: "¡Saldré!", mientras todas las demás Vírgenes, madres angustiadas protegiendo al Hijo, se habían parapetado en sus iglesias. Sale acompañada por su escolta de Trianeros, fieras en mayoría gitanos (el barrio de Triana, en 1932, tenía una fuerte densidad gitana), con la mirada brillante y al acecho, la corva dura, con una cólera que, si se la desencadena, será salvaje. Pasado el puente de Triana, entra en la ciudad estupefacta por su audacia. Recibe algunas piedras, pero las manos que las lanzan tiempblan y fallan. No tropieza cuando quieren asustarla con petardos. Permanece tranquila -sus pestañas negras y espesas están, sin embargo, fruncidas- cuando un disparo, a la salida de la catedral, atraviesa el dosel y la roza. A la hora prevista, vuelve a San Jacinto, y si hubiera estado vestida de torera blandiendo las dos orejas de toro rojo que su dulzura valiente acababa de estoquear (de estoma-car), los "¡Ole!" que saludaron su regreso no habrían sido más triunfantes. "Un hombre", la Estrella.

POR SEVILLANAS / JEAN CAU

Los comunistas apedrean y los sindicalistas tirotean
a la Estrella