José Ramón Márquez
Creo que Enrique Ponce Martínez en su XX aniversario está haciendo hasta ahora todo mal. Me explico en tres trancos, como el Diablo Cojuelo:
TRANCO I
A principios de la temporada, antes de que un solo toro hubiese pisado un ruedo en España, se creó una polémica artificial, a mi manera de ver, a base de soltar en los medios de comunicación que existía una disposición de José Tomás a anunciarse en un mano a mano con Ponce. La reacción del valenciano fue declarar que él estaba dispuesto a prestarse a esa corrida siempre que se retransmitiese por la TV. De facto ese anuncio equivalía a una negativa, dado que es conocido que el de Galapagar no está dispuesto a ser retransmitido. Ponce debería haber aceptado el reto de Tomás en las condiciones que Tomás fijase salvo en una totalmente irrenunciable: la presencia junto a ellos de una seria ganadería de toros como Palha, Victorino o cualquiera otra de similar estilo. Los toreros se retan con toros, no con cámaras.
TRANCO II
En Valencia tiene otro error monumental. Es impropio de una figura de su dimensión que para la celebración de su onomástica taurina decida, de una forma totalmente incomprensible, anunciarse con las ganaderías que más daño le pueden hacer a estas alturas de su carrera, las del repugnante toro comercial. Ir a un mano a mano con juampedros podridos o zalduendos gordinflones es ir abocado al fracaso; anunciarse con esa porquería de toros junto a Juli es prestarse a que el eterno niño le robe la cartera, como le ocurrió, ante su fiel público. Resulta que, para más INRI, donde Ponce más brilló fue justamente con el ‘garbanzo negro’, con el zalduendo que sacó los pies del tiesto. El planteamiento de Ponce en Valencia debería haber sido el de ser anunciado sólo con serias ganaderías de toros como Palha, Victorino o cualquiera otra de similar estilo. Los toreros celebran sus efemérides con toros, no con cabras.
TRANCO III
A la hora de escribir estas letras se da ya por hecho que Ponce no va a estar en San Isidro, en Madrid. Eso es una gran mancha para la empresa y un fracaso para el torero y los que le rodean y aconsejan. Enrique Ponce debería haber establecido su negociación con la empresa de Madrid buscando acuerdo desde el principio, pero bajo la irrenunciable premisa de ser anunciado sólo con serias ganaderías de toros como Palha, Victorino o cualquiera otra de similar estilo. Los toreros torean toros de verdad en las ferias de compromiso.
COLOFÓN
Todo lo que Enrique Ponce es, se lo debe a los toros. Es hora de que él les devuelva algo de lo que le han dado. Ahora es especialmente necesario un gesto decidido en favor del toro bravo, y los gestos de los toreros se hacen con toros. En momentos como los presentes, sería vital que alguien del peso de Enrique Ponce optase decididamente por reivindicar el toro integro y encastado y que, sobre esa importante base, cimiento de un espectáculo llamado ‘Los Toros’, dictase su verdad en las cinco ferias importantes que hay en España.
Creo que Enrique Ponce Martínez en su XX aniversario está haciendo hasta ahora todo mal. Me explico en tres trancos, como el Diablo Cojuelo:
TRANCO I
A principios de la temporada, antes de que un solo toro hubiese pisado un ruedo en España, se creó una polémica artificial, a mi manera de ver, a base de soltar en los medios de comunicación que existía una disposición de José Tomás a anunciarse en un mano a mano con Ponce. La reacción del valenciano fue declarar que él estaba dispuesto a prestarse a esa corrida siempre que se retransmitiese por la TV. De facto ese anuncio equivalía a una negativa, dado que es conocido que el de Galapagar no está dispuesto a ser retransmitido. Ponce debería haber aceptado el reto de Tomás en las condiciones que Tomás fijase salvo en una totalmente irrenunciable: la presencia junto a ellos de una seria ganadería de toros como Palha, Victorino o cualquiera otra de similar estilo. Los toreros se retan con toros, no con cámaras.
TRANCO II
En Valencia tiene otro error monumental. Es impropio de una figura de su dimensión que para la celebración de su onomástica taurina decida, de una forma totalmente incomprensible, anunciarse con las ganaderías que más daño le pueden hacer a estas alturas de su carrera, las del repugnante toro comercial. Ir a un mano a mano con juampedros podridos o zalduendos gordinflones es ir abocado al fracaso; anunciarse con esa porquería de toros junto a Juli es prestarse a que el eterno niño le robe la cartera, como le ocurrió, ante su fiel público. Resulta que, para más INRI, donde Ponce más brilló fue justamente con el ‘garbanzo negro’, con el zalduendo que sacó los pies del tiesto. El planteamiento de Ponce en Valencia debería haber sido el de ser anunciado sólo con serias ganaderías de toros como Palha, Victorino o cualquiera otra de similar estilo. Los toreros celebran sus efemérides con toros, no con cabras.
TRANCO III
A la hora de escribir estas letras se da ya por hecho que Ponce no va a estar en San Isidro, en Madrid. Eso es una gran mancha para la empresa y un fracaso para el torero y los que le rodean y aconsejan. Enrique Ponce debería haber establecido su negociación con la empresa de Madrid buscando acuerdo desde el principio, pero bajo la irrenunciable premisa de ser anunciado sólo con serias ganaderías de toros como Palha, Victorino o cualquiera otra de similar estilo. Los toreros torean toros de verdad en las ferias de compromiso.
COLOFÓN
Todo lo que Enrique Ponce es, se lo debe a los toros. Es hora de que él les devuelva algo de lo que le han dado. Ahora es especialmente necesario un gesto decidido en favor del toro bravo, y los gestos de los toreros se hacen con toros. En momentos como los presentes, sería vital que alguien del peso de Enrique Ponce optase decididamente por reivindicar el toro integro y encastado y que, sobre esa importante base, cimiento de un espectáculo llamado ‘Los Toros’, dictase su verdad en las cinco ferias importantes que hay en España.