sábado, 20 de marzo de 2010

LA VARITA DE PACHULI DE MORANTE


José Ramón Márquez

¡Que suenen las alarmas de los bancos y las sirenas de los bomberos!

¡Algo increíble ha ocurrido!

Resulta que dicen que Juan Pedro Domecq ha soltado una basura de corrida en Valencia. Resulta que dicen que los toros se rompían con mirarlos. Resulta que dicen que los toros estaban hechos de barro. ¡Ándale! ¡Vaya novedad! ¿Juan Pedro, una basura de corrida? ¡Parece imposible! ¿Un ganadero escrupuloso e iluminado como él, cómo va a soltar una basura de toros? Con la de gente que ha eliminado lo anterior para comprarle desechos a Juan Pedro. ¿Cinco mil taurinos van a estar equivocados? ¡Venga, hombre! ¿Qué ocultos intereses se moverán para querer cargarse ahora al ganadero? ¿Y cómo se van a apuntar tres tíos como Julito, Morante y Cayetano a una basura de corrida? El que diga eso, que me lo diga a la cara, hombre. Hay mucha envidia y mala leche en España. Juan Pedro, un señor que dice en su libro: ‘Yo deseo crear toros para que me emocionen cuando veo su lidia en la plaza’ (p. 223). Faltaría más.

***

Menos mal que Morante echó un aroma de no sé qué. Vamos, que me ha parecido entender que encendió una varita de pachuli, para ver si se iba el aroma a cloaca que echaban los juampedritis, si entendí bien. No sé, no sé. Esto de los toros cada día está más raro. Entre pelucos, aromas y arboledas cada vez me entero menos, me pierdo en las ramas.