Vista exterior de la rue Fontaine y de la entrada de
La Cabane Cubaine (La Cabaña Cubana)
Septiembre 1935 © Roger-Viollet
La Cabane Cubaine (La Cabaña Cubana)
Septiembre 1935 © Roger-Viollet
DIARIO DE MI ÚLTIMO VIAJE III
Kid Chocolate
Matchens comenzó a entrenarse y yo lo imité. Días más tarde [el 2 de Agosto], nos enfrentábamos. Con guantes blancos nuevamente, la decisión fue dada a mi favor tras diez rounds de lucha. El belga vive en Barcelona y por ello se explica fácilmente el arrastre que tiene entre los fanáticos locales, que durantetodo el tiempo que duró el combate no cesaron de aplaudirlo.
Es justo que reconozca y diga sin tapujos de ninguna clase que Matchens es valiente y peleó desaforadamente durante todo el trayecto del match. Me tiró toda clase de golpes. Es verdad que yo logré dominar la situación siempre y que acumulé mayor número de puntos para obtener la decisión unánime, pero también es cierto que el belga merece ser elogiado por su valor extraordinario demostrado en todos los momentos.
Dos semanas más tarde, el 4 de Septiembre, salimos con rumbo a París. Los paisajes que observamos en este viaje fueron extraordinariamente bellos; el paseo por los Pirineos no tiene comparación con lo que yo pueda recordar ahora.
Jeff Dickson, promotor americano que se ha impuesto en el norte de Europa, se acercó de inmediato a Gutiérrez para hacerle distintas proposiciones. Dickson estaba interesado en ponerme contra Seaman Watson, campeón de la división feather (gallo) en aquel momento, pero nada se logró en limpio.
Entonces Dickson, viendo que no podía conseguir la pelea ambicionada, se conformó con firmar a Nick Bensa para un match de revancha conmigo. Nosotros aceptamos, por creer que el galo merecía una nueva oportunidad ante sus compatriotas.
Mientras se preparaban los términos de los contratos, me decidí a pasear por las calles del bajo mundo de París en compañía de mi amigo, el popular Malayo.
***
En la grata compañía de Malayo recorrí los lugares más pintorescos. De todo lo que pasó ante mi vista como si fuera una extensa película, lo que más llamó mi atención fue La Cabaña Cubana, bello cabaret situado en Rue Fontaine y 42. Todo lo que allí se come o se toma es bien conocido de los cubanos. El arroz amarillo con pollo, el tasajo aporreado con ñame y los frijoles negros son los platos especiales de la casa. En fin, todo lo que puede desear un criollo en Cuba lo tiene en La Cabaña Cubana. (Conste que no es ninguna propaganda, puesto que nada quedé a deber, pero no podría seguir adelante en mi relato sin mencionar este encantador lugar, que es cubano.)
Estuve en otros cabarets de gran resonancia en París y todos son estupendos, pero ninguno logró impresionarme tanto como La Cabaña Cubana. Los teatros son todos muy bonitos. En el Paramount vi la película que tanto escándalo formó en La Habana: King Kong. Es maravillosa.
También me gustó mucho el cabaret Montparnasse, en el que todos los números de baile son de tipo apache.
Cuando ya había paseado algo, Pincho me dijo que acababa de tener una larga conferencia con Jeff Dickson, pero que no habían llegado a ningún acuerdo definitivo por existir cierta diferencia sobre el tanto por ciento que nos pertenecía.
[Extractos de Ahora, La Habana, 1934]
Matchens comenzó a entrenarse y yo lo imité. Días más tarde [el 2 de Agosto], nos enfrentábamos. Con guantes blancos nuevamente, la decisión fue dada a mi favor tras diez rounds de lucha. El belga vive en Barcelona y por ello se explica fácilmente el arrastre que tiene entre los fanáticos locales, que durantetodo el tiempo que duró el combate no cesaron de aplaudirlo.
Es justo que reconozca y diga sin tapujos de ninguna clase que Matchens es valiente y peleó desaforadamente durante todo el trayecto del match. Me tiró toda clase de golpes. Es verdad que yo logré dominar la situación siempre y que acumulé mayor número de puntos para obtener la decisión unánime, pero también es cierto que el belga merece ser elogiado por su valor extraordinario demostrado en todos los momentos.
Dos semanas más tarde, el 4 de Septiembre, salimos con rumbo a París. Los paisajes que observamos en este viaje fueron extraordinariamente bellos; el paseo por los Pirineos no tiene comparación con lo que yo pueda recordar ahora.
Jeff Dickson, promotor americano que se ha impuesto en el norte de Europa, se acercó de inmediato a Gutiérrez para hacerle distintas proposiciones. Dickson estaba interesado en ponerme contra Seaman Watson, campeón de la división feather (gallo) en aquel momento, pero nada se logró en limpio.
Entonces Dickson, viendo que no podía conseguir la pelea ambicionada, se conformó con firmar a Nick Bensa para un match de revancha conmigo. Nosotros aceptamos, por creer que el galo merecía una nueva oportunidad ante sus compatriotas.
Mientras se preparaban los términos de los contratos, me decidí a pasear por las calles del bajo mundo de París en compañía de mi amigo, el popular Malayo.
***
En la grata compañía de Malayo recorrí los lugares más pintorescos. De todo lo que pasó ante mi vista como si fuera una extensa película, lo que más llamó mi atención fue La Cabaña Cubana, bello cabaret situado en Rue Fontaine y 42. Todo lo que allí se come o se toma es bien conocido de los cubanos. El arroz amarillo con pollo, el tasajo aporreado con ñame y los frijoles negros son los platos especiales de la casa. En fin, todo lo que puede desear un criollo en Cuba lo tiene en La Cabaña Cubana. (Conste que no es ninguna propaganda, puesto que nada quedé a deber, pero no podría seguir adelante en mi relato sin mencionar este encantador lugar, que es cubano.)
Estuve en otros cabarets de gran resonancia en París y todos son estupendos, pero ninguno logró impresionarme tanto como La Cabaña Cubana. Los teatros son todos muy bonitos. En el Paramount vi la película que tanto escándalo formó en La Habana: King Kong. Es maravillosa.
También me gustó mucho el cabaret Montparnasse, en el que todos los números de baile son de tipo apache.
Cuando ya había paseado algo, Pincho me dijo que acababa de tener una larga conferencia con Jeff Dickson, pero que no habían llegado a ningún acuerdo definitivo por existir cierta diferencia sobre el tanto por ciento que nos pertenecía.
[Extractos de Ahora, La Habana, 1934]
La Orquesta Típica Castellanos de La Cabaña Cubana.
París, alrededor de 1932. Fotografía de Brassaï (1899-1984)
© Estate Brassaï / RMN / Michèle Bellot
París, alrededor de 1932. Fotografía de Brassaï (1899-1984)
© Estate Brassaï / RMN / Michèle Bellot