OBAMA RATIFICA A BERNANKE. ¿QUÉ ESPERABAN?
Por Eulogio López
¿Alguien pensaba que Barack Obama no iba a ratificar a Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal? ¿Por ser republicano? Pues precisamente por eso, con más razón.
Bernanke ha sido un desastre en la Reserva Federal, como antes lo fue Alan Greenspan. Ambos le dieron a la máquina de fabricar billetes y, como esta vez la burbuja financiera especulativa es mucho más grande que en cualquier otro momento de la historia, en lugar de provocar inflación ha provocado que la sociedad quede prisionera de la especulación bursátil a través de los impuestos.
El dinero fácil de Greenspan y Bernanke ha producido la actual debacle especulativa, a la que no han puesto coto ni Bush, ni Bernanke ni Obama. Los tres han caminado en la misma dirección: salvar a los bancos en lugar de salvar la economía. No hablo de banca doméstica, sino de banca de inversión, especulación pura. Naturalmente, Wall Street se ha aprovechado del dinero público que le proporcionaban Bernanke y Obama y han vuelto a especular y a cobrar sueldos insultantes para la gran masa de americanos que han pagado sus fechorías.
Que no nos falle la memoria: El entonces candidato Obama se apuntó a los planes de salvamento de George Bush con entusiasmo. Fue el candidato republicano, John McCain, quien dudó en un primer momento, y su segunda, Sarah Palin, quien se opuso frontalmente tras pronunciar la frase clave de toda la actual crisis: “Los americanos tenemos que levantarnos cada mañana con el firme propósito de que no nos chantajeen con nuestros ahorros”. Es la mejor explicación de la génesis de la actual crisis económica: Wall Street les dice a los Bush, Bernanke, Obama o McCain: si me dejáis caer, me llevo por delante todos los fondos de inversión y de pensiones de los norteamericanos, que yo soy quien los administra. Allá vosotros.
En resumen, en la campaña por las Presidenciales sólo Sarah Palin era partidaria de que los intermediarios especuladores quebraran, fueran cuales fueran las consecuencias. Los demás, Bernanke y Obama los primeros, eran partidarios de emplear dinero público para seguir pagando al chantajista.
Al final, McCain cedió y Palin se vio forzada a callar. Con ello, McCain perdió su única posibilidad de ganar las elecciones.
Por tanto, es lógico, logiquísimo, que Obama haya renovado a Bernanke. Con ello Wall Street podrá seguir chantajeando a los americanos y, por vía bursátil, a todo los ciudadanos de Occidente y buena parte de Oriente (los chinos están empantanados en Wall Street).
Y claro que el demócrata Obama ratifica al republicano Bernanke. Los dos pertenecen al Nuevo Orden Mundial (NOM) cuya primera premisa económica es el capitalismo. Mejor dicho, el peor y más repugnante de todos los capitalismos: el capitalismo financiero. En dos palabras: Wall Street.
Y como todo los lectores de Hispanidad saben que nunca he ocultado mi postura pro-judía, me permitiré decir algo más: Bernanke, que es judío –motivo de honra, sin duda- tiene la tendencia hebrea de un pueblo sin patria, en diáspora de 2.000 años –bueno, 1.900- que, para sobrevivir, se especializó en banca. Sabían –yo hubiese hecho lo mismo- que mientras los poderosos necesitaran su dinero tendrían una baza negociadora para asegurar su supervivencia. Es lógico que, heredero de tan ancestral –en mi opinión, justificada- costumbre, Bernanke tienda a apoyar al intermediario, al banquero, al broker. Pero esto tampoco tiene tanta importancia.
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