Por Julio Camba
18 de Septiembre de 1918
Yo he creído en el vascuence hasta que lo he oído hablar. Ahora tengo la idea de que hay trescientas, cuatrocientas, tal vez quinientas palabras de vascuence, y que todas las otras son una hábil invención. Me he enterado, por ejemplo, de que mientras los vascos españoles le llaman al tenedor tenedoroa, los vascos franceses le dicen fourchetoa. En una esquina, y al lado de un letrero que decía "Calle de Echembarrena", otro letrero ponía "Echembarrena kalia". Y cuando me dijeron que el segundo letrero estaba en vascuence, yo me reservé unas dudas bastante serias. Luego he oído decir "genté elegantía", por gente elegante, y otras cosas análogas. A veces, una palabra como "oguía", que significa pan, le desconcierta a uno; pero luego resulta que se trata de un derivado de hogaza.
–No se fíe usted –me dijeron algunos amigos–. Los que dicen "tenedoroa" y "genté elegantía" no saben vascuence; pero pregúntele usted a Mourlane Michelena...
Y en fuerza de oír esto he llegado a deducir que existe, en efecto, un rico vocabulario vascuence, y que Mourlane Michelena es su único depositario.
¿Qué hará con el vascuence Mourlane Michelena? Yo me explico que se tenga una casa para uno solo, y una botella para uno solo, y una mujer para uno solo; pero no me explico que nadie tenga un teléfono ni un idioma para usarlos exclusivamente consigo mismo.
¡Habrá que oír a Mourlane Michelena en sus monólogos aglutinantes y prearios! Pero, por otro lado, yo no puedo menos de felicitar a un hombre que, en medio del tráfago bilbaíno, se encuentra de pronto este tesoro de un idioma perdido durante tantos siglos.
¡Habrá que oír a Mourlane Michelena en sus monólogos aglutinantes y prearios! Pero, por otro lado, yo no puedo menos de felicitar a un hombre que, en medio del tráfago bilbaíno, se encuentra de pronto este tesoro de un idioma perdido durante tantos siglos.
Me explico que se coleccionen las palabras del vascuence con un espíritu de numismático, como pudieran coleccionarse raras, preciosas o interesantísimas monedas antiguas. Por mi parte, es con ese espíritu con el que las oigo; pero los "tenedoroa" y los "elegantía" me producen el efecto de duros sevillanos entre monedas romanas.