...8 de Febrero de 1857
TARRAGONA, 8 de Febrero.- En la madrugada de ayer se perpetró un crimen horroroso muy cerca de esta capital, digno sólo de figurar entre los caribes, no en un país civilizado. Es el caso que en el manso de S. Ramón, que se halla a una media hora de Constantí, se hallaban descansando tranquilamente cuatro personas; el hermano de la dueña de dicho manso, un hijo del mismo y otro de la dueña, y una criada. Parece que esta última hubo de percibir algún ruido y así se lo participó a su amo, el cual, creyendo sin duda que era movido por los perros, no hizo caso en un principio, y sólo al oír caer una cosa que hizo estrépito le movió a saltar de la cama y abrir la puerta de la habitación. Al acto se le echaron encima unos cuantos hombres armados con carabinas; la criada huyó despavorida, y el hijo de la dueña del manso, o sea, el sobrino del que lo habitaba, se tiró por la ventana al campo, y como dicha ventana se halla a la altura de unos 15 ó 20 palmos, recibió un terrible golpe que lo dejó anonadado. Uno de los criminales, que se hallaba en las afueras, parece le pegó algunos culatazos, lo que no impidió que luego arrastrando pudiese llegar a una casa próxima, desde donde se le pasó aviso al alcalde de Constantí. Eran las cuatro y media de la madrugada. Los criminales asesinaron bárbaramente al hermano de la dueña del manso, que fue el que les abrió la puerta de la habitación, haciéndole dos gruesas y profundas heridas en la espalda, y machacándole la cabeza a culatazos, en cuyo salvaje acto se les rompió la carabina en mil pedazos, y lo prueba el haber sido hallada junto al cadáver; descerrajaron los armarios y robaron cuanto hallaron en dinero, haciéndose ascender la cantidad a unos 60 duros, desapareciendo luego después. La pluma se nos cae de la mano al querer dar más detalles de un hecho tan criminal.
Parece que los asesinos se hicieron paso por el tejado abriendo en él un boquete, y al que subieron fácilmente, merced a un departamento muy bajo de la casa, cuyo tejado inclinado concluye en la altura.
El Sr. Alcalde de Constantí, D. José Planas, acudió instantáneamente con los guarda-términos, y practicó en el acto las primeras diligencias; dio parte al Sr. Juez de primera instancia, D. Mariano Noguera, el cual, en el momento que lo recibió, eran las diez de la mañana, se trasladó al lugar en donde se había perpetrado el crimen, llamando a dos facultativos para que reconociesen el cadáver, abriéndose en el acto el competente sumario. Hácense las más activas diligencias para que sean descubiertos los criminales, sobre los que, al ser habidos, caerá todo el peso de la ley, en desagravio de haber sido la sociedad tan vilmente ultrajada. (D. de B.)
Parece que los asesinos se hicieron paso por el tejado abriendo en él un boquete, y al que subieron fácilmente, merced a un departamento muy bajo de la casa, cuyo tejado inclinado concluye en la altura.
El Sr. Alcalde de Constantí, D. José Planas, acudió instantáneamente con los guarda-términos, y practicó en el acto las primeras diligencias; dio parte al Sr. Juez de primera instancia, D. Mariano Noguera, el cual, en el momento que lo recibió, eran las diez de la mañana, se trasladó al lugar en donde se había perpetrado el crimen, llamando a dos facultativos para que reconociesen el cadáver, abriéndose en el acto el competente sumario. Hácense las más activas diligencias para que sean descubiertos los criminales, sobre los que, al ser habidos, caerá todo el peso de la ley, en desagravio de haber sido la sociedad tan vilmente ultrajada. (D. de B.)