lunes, 29 de enero de 2024

Pasillos y tacones




Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Ni “nueve” ni portero. Simeone, que es como la caricatura del Sixto Zabaneta de Mingote, cree que hacerle pasillo a un equipo sin “nueve” ni portero sería una humillación, y a su Atleti no lo humilla nadie.


Que el Madrid afrontaba la temporada sin “nueve” ya lo sabíamos, y casi ni nos importaba. Que también la afronta sin portero lo sabemos ahora, que lo ha desnudado el Atlético… ¡con Morata! Madridista de toda la vida antes de ser atlético de toda la vida, Morata desnudó a Kepa en Arabia y a Lunin en la madrileña avenida de Luis Aragonés en el barrio de Las Rosas/San Blas-Canillejas.


Sin “nueve” y sin portero, para Simeone, que es fan de Enrique Pinti, humorista argentino por la g. de Dios, el Madrid será un drógulus. ¿Qué es un drógulus? En un debate sobre lógica en la BBC entre el cura Copleston y el filósofo Ayer, éste, mareado por los juegos de palabras del cura, explota como debía haber explotado Ancelotti:


Suponga, padre, que digo “Hay un drógulus allí”, y usted dice “¿Qué?”, y yo replico “Drógulus”, y usted pregunta “¿Qué es un drógulus?”. Bueno, digo yo, no puedo describir lo que es un drógulus porque no es la clase de cosa que usted pueda ver ni tocar, no tiene efectos físicos de ninguna clase, sino que es un ser incorpóreo. Y usted dice “Bien, ¿cómo puedo decir si está allí o no?” y le contesto “No hay forma de decirlo. Todo sigue justo igual esté allí o no. Pero el caso es que está allí. Hay un drógulus justo detrás de usted, espiritualmente detrás de usted.” ¿Tiene eso sentido?


El drógulus blanco tiene todo el sentido del mundo, y así se lo han reconocido a Ancelotti por lo de Arabia. La verdad es que sin “nueve” se puede vivir, aunque “L’Equipe” dice que el Madrid mete prisa a Mbappé, pero sin portero no se puede ir lejos, pues incluso Félix, Félix Mieli Venerando, portero del Brasil del 70, le paró una a Bobby Charlton en el Mundial de Méjico.


Cuando me muera, por lo menos que dejen de decir que Brasil ganó aquel Mundial pese a Félix –fue el testamento vital de Félix–. A Barbosa le crucificaron por no ganar la Copa del Mundo del 50 y a mí por ganarla en el 70.


Sin “nueve”, sin portero… ¡y sin tacones! Ancelotti, como entrenador, no quiere tacones en su equipo, pero yo, como aficionado, adoro los tacones. ¿Qué sería del fútbol sin el doctor Sócrates, Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, que con su callo prodigioso tiraba los penaltis de tacón? Bueno, pues Ancelotti afea los taconazos de Bellinhgam y de Vinicius, dos genios expuestos a la quema física y psíquica en dos prórrogas de trofeos inanes cuando comienza la parte serie de la temporada, mientras los porteros cantan la lotería de los goles (esto de “la lotería de los goles” lo decían los cronistas antiguos): Kepa con el morrillo de Morata (“¡árbitro, me ha tocado!”), y Lunin, apartando el careto en el tiro de Griezmann a su palo, cuando todos hemos visto a Courtois desviar balones con su “nez” (napia) de general De Gaulle, cosa que antiguamente se entrenaba con un casco con rejilla de portero de hockey sobre hielo.


La prevención de Ancelotti con los tacones viene de una página castiza de Hemingway sobre Madrid que nos trae Ricardo Bada. Escribió el gringo: “Los tacones de goma te los venden mercachifles ambulantes que se te acercan cuando estás sentado en un café y te arrancan los tacones de los zapatos que llevas puestos, con una especie de tenazas; y eso lo hacen con el propósito de obligarte a que les compres los suyos de goma. Los cuales, por lo general, son de mala calidad. Si protestas por el robo que te han hecho, de tus propios tacones, se disculparán con que habían entendido que querías tacones nuevos. Está claro como el agua que se trata de una extorsión….”


Con Modric y sin portero, se aleja la Champions, pero, si somos supersticiosos, y todo el mundo es supersticioso por si acaso, contamos con el destino manifiesto de Joselu, que estaría llamado a darnos la Quince, y quién sabe si también con la parada milagrosa de Kepa o de Lunin, como la de Félix en el 70 contra la campeonísima Inglaterra. Kepa nos pone nerviosos por bajito (aunque tampoco sé bien si lo es), y Lunin, por pasota, una cachaza parecida a la de Tchouaméni, que el jueves en el Civitas de Las Rosas/San Blas-Canillejas sacó de quicio a los piperos, que veían que el único en tomarse el partido en serio fue Bellingham, más que por inglés, por ser el único del equipo que no tiene ese trofeo sumamente impertinente (por las fechas y por los sorteos de mano federativa inocente) que contraviene el consejo de Bear Grylls: “No gastes en cazar una pieza más energía de la que te pueda aportar al comerla”. Al Madrid, pues, le ha venido Dios a ver.




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RTVE pilla del Presupuesto porque prescindió de la publicidad en beneficio de empresas privadas (y tal y tal y tal), pero se quedó con la querencia, y aprovecha el fútbol para machacarte con su IA funcionarial: Rivero colocándote en el descanso el bocata de mortadela Tosar, Luis Tosar, el Robert Mitchum de Cospeito, Lugo, ciudad, al decir de los comentaristas, donde un jugador atlético hizo en la anterior eliminatoria un doblete. Tosar, un “malo” de Estado, figura al parecer en una miniserie de Estado sobre un rescate de inmigrantes en alta mar.

[Lunes, 22 de Enero]