viernes, 12 de enero de 2024

La escalera social


Poeta Juan Luis Martínez


 Ignacio Ruiz Quintano
Abc


Cuando todos dábamos por sentado el final de la ascensión social en España, un socialista que atiende por Sr. Cuerpo recibe en zapatillas una cartera ministerial y en las madrasas tuiteras del Régimen corren a venderlo como el milagro español… de la ascensión social. Claro que el Sr. Cuerpo ha llevado a cabo todos sus ascensos en el Partido, por lo que en España es el Psoe, como lo fue la Falange, el único ascensor social con la garantía del Estado.


No me gustan los ascensores. Casi nunca funcionan y no por eso dejan de gastar luz. Y dan mal fario. En el primer número del ABC republicano (usurpado por el partido socialista y la Ugt), fue señalado con gracejo miliciano para un “paseo” don Pedro Muñoz Seca, el comediógrafo que más dinero ganaba (crimen de lesa envidia):


¿Cómo? ¿Qué no caéis? ¡Sí, hombre! Se trata de aquel autor monárquico y gracioso que puso sobre la puerta del ascensor de su casa (¡suya, compañeros!), con el letrero de “No funciona”, este otro dirigido a sus pacientes inquilinos: “Un, dos, tres, cuatro; / tenéis ascensor para rato”.


Contemplemos, pues, al partido socialista como la escalera de Jacob del Régimen, por la que los ángeles del buenismo suben y bajan del Cielo, que es el gobierno. Está en el fandango de Ricardo Bada a Buero: “Al derecho y al revés, / desde dentro y desde afuera, / la Historia de España es / la historia de una escalera.” La escalera que todas nuestras madres hubieron de fregar para que sus hijos pudieran escandalizarse hoy en Twitter del “clasismo” de una señora que dice preferir “fregar escaleras” a pactar con el partido del olenchero Otegui aprovechando la “tabula rasa” de la “memoria democrática” (?), otra escalera.


El poeta chileno Juan Luis Martínez recomendaba no comenzar a subir la escalera de la memoria sin haberse provisto de una cuerda, uno de cuyos extremos será sólidamente fijado al piso y el otro enrollado alrededor del puño izquierdo.


Por no haber tomado esta precaución, muchas personas nunca han vuelto.


De la precaución de Martínez quedan exentos los gallegos, por lo que todos sabemos, que es que por una escalera suben como el que baja y bajan como el que sube, ese estilo de dirección que Feijoo ha impuesto a la derechona española. Para los demás, una vez en la escalera, lo difícil no es subir en zapatillas como el Sr. Cuerpo, sino bajar en tacones como Bárbara Rey en el anuncio de “Freixenet” (y luego Norma Duval, y Ann Margret, y Raquel Welch, y Jacqueline Bisset, y Sharon Stone, y Kim Bassinger…), anuncio que uno dejó de ver cuando la nueva hornada de estrellas bajaban la escalera matándose, como si huyeran de un incendio en la cocina.


El consejo de Ruano era subir y bajar de costadillo, pues es el tacto, “la vista de los pies”, la que trabaja. Para posar seguros, no hay que ver dónde pisa, sino sentir dónde se pisa. Y así se explica lo de las zapatillas del ministro.

[Viernes, 5 de Enero]