lunes, 22 de enero de 2024

Lo que hay que tener

 


 "Fíjate, está clarísimo"

Dibujo de Carlos Gómez cuando aún no existía el VAR


Francisco Javier Gómez Izquierdo

   

             Al fútbol español no hay quien le saque del cenagal al que le ha empujado el duopolio Real Madrid/Barça, y así no hay cosa que hagan los árbitros que no moleste a antimadridistas y antibarcelonistas. Los árbitros, siempre en entredicho por razones que ellos mismos alimentan, les faltaba un elemento infernal al que abrazarse para echar la culpa al demonio de sus incompetencias y aplaudieron el invento televisero del VAR. Así, lo que todos los días se ve en campos que no son Bernabéu o Nou Camp, ofende hasta el escándalo a los gendarmes de la culerada y la merengueda cuando les toca, como si ellos estuvieran vacunados y protegidos de los grandes disparates varísticos.


         Ayer, en el Real Madrid-Almería un tal señor Hernández, al que dicen extremeño y que hasta el año pasado en segunda división se le decía bruselense, vió e interpretó, al modesto parecer de servidor, muy bien las jugadas, pero como ha pasado con otros buenos árbitros a los que se les estropea nada mas llegar a la élite obligándolos a usar una desastrosa muleta que no necesitan, el señor Hernández fue reprendido y corregido en sus apreciaciones por otro señor Hernández, éste salido del colegio canario que siempre ha dado pintorescos referís. El Hernández del VAR, en plan sargento chusquero, conforme enseñanzas de don Mateu, suplantó el correcto proceder del teniente novato y a éste le acobardaron los trienios. El VAR, se utiliza sin sensatez y casi siempre para quitar autoridad al que debe tenerla. Ésta es verdad probada, y las verdades hay que procurarlas sin hacer trampas.


      Nadie ha explicado el desaguisado del Bernabéu y la total pérdida de autoridad del "nuevo arbitraje" como Fali hace siete días tras el Cádiz-Valencia. El Cádiz va perdiendo 0/1 y Alcaraz saca una falta que da en el brazo pegado al cuerpo de Foulquier creo, en la barrera. El señor Díaz de Mera ve la involuntariedad de la mano pegada al cuerpo y así se lo dice a los jugadores gaditanos con gestos, pero el señor Jaime Latre, supongo que deseoso de notoriedad, interpreta cual exégeta bíblico la mano como penalty. El señor Latre en plan caudillista, convence casi ordenando al árbitro principal con argumentos ridículos que todo el que quiera oír puede escuchar, la voluntariedad del jugador ché. Fali, que sabe como todos los que nos gusta el fútbol que lo natural no tiene trampa, se lo soltó al locutor: "... nos favorece el penalty, pero él lo ha visto bien y un árbitro tiene que tener lo que hay que tener para mantener su criterio y yo creo que no tenía que haber ido a mirar. La cámara lenta miente, exagera y confunde mucho. Lo natural es lo natural y ahora que lo veo en el monitor, éso no es penalty".


       Si al fútbol se le aplica el reglamento del baloncesto, que sea así para todos y si en el penalty a Vinicius no se ve falta o faltita de Rudiguer y Joselu, tampoco se ha de atender a la mano en la cara a Bellingham en el inicio del que tuvo que ser 1/3, y que el Hernández principal vió perfectamente -¡eso sí! al natural, y no a cámara lenta-  a dos metros. ¿Qué és primero, las faltitas de Rudiguer y Joselu o la mano involuntaria de Kaiky, todo en la misma jugada? ¿Y el hombro? ¿Qué cosa es el hombro? ¿Si remata con el deltoides... cuánto deltoides es del brazo y cuanto del hombro? Es fama que en la facultad de Medicina de Córdoba, el mayor hueso de sus estudiantes era la asignatura de Anatomía de un tal Lancho, tormento de médicos que lo recuerdan como un ogro sabio. Tendría que preguntarse al profesor Lancho si el gol de Vinicius es mano u hombro, pero este hombre inhabilitaría a perpetuidad a locutores, tribuletes, jugadores y lo que es peor, a los árbitros opinantes sobre el deltoides y el hombro.


      No sé si ustedes son conscientes de que la perversa utilización del artefacto arbitral será tema preferente en los palacios culés y no en la cabaña almeriense, porque ayer se pitó contra el Barça, como en la mano de Le Norman en el Nou Camp se arbitró contra el Real Madrid. Mientras el Almería, el Celta, el Cádiz... padecen en sus carnes lo que nunca imaginarán en las suyas Madrid y Barça.


         Pensaba que no sabía odiar. Sí. Odio el VAR. Yo, como Aspas, lo destruiría. Sin remordimientos y sin arrepentimiento. Creo que el fútbol me lo agradecería.