domingo, 7 de enero de 2024

Arandina, 1; Real Madrid, 3. Arda debuta, Brahim factura



Hughes

 Pura Golosina Deportiva


Lo tendrán estudiado, pero se entiende con dificultad. El fútbol español descansó en Navidad y Año Nuevo y en Reyes decide ofrecer los 32avos de la Copa del Rey: un Arandina-Real Madrid para el sábado noche. TVE había echado una de Marisol por la tarde, luego el parte del Régimen y después el partidito copero del Madrid. Menos mal que íbamos hacia la modernidad.


El aficionado más que afición tiene ilusión, es el ilusionado, y bastaba el debut de Arda Güler, debilidad de casi todo el mundo.


Mucho mérito en el público local. De la boca de los futbolistas salían bocadillos de cómic del frío que hacía.


El Madrid era un Madrid de zurdos. No parecía la mejor elección de neumáticos para ese terreno. Camavinga volvía, y cerca de Güler andaba Nico Paz, que no aprovechó la noche. También jugaba Vinicius Tobias, el otro Vinicius, técnico pero no cafucesco, dinámico pero no tan rápido y no muy fuerte en defensa. Ahora todo está medidísimo, sin embargo, y vale muy poco una impresión fugaz.


Además de la zurdez general, que le daba al juego un aire de contradicción y como de vaivén de barco, destacaba el reprís de Brahim, que está que se sale.


Güler hizo una gran primera parte. Se movió bastante, apenas tuvo fallos, y demostró amplio rango porque pisó mucho el área, llegó a bajar al mediocampo a por alimento y supo estar en ese área especial de la mediapunta, en esos adentros. En el minuto 14 chutó con la derecha; también con la derecha le dio un centro muy bien puesto a Nico Paz, y cuando le tocó sacar la zurda clavó una falta en el palo. La falta se la luchó a Ceballos, que se agarraba a la pelota como al pan de sus hijos. Güler demostró personalidad jugando, andando, chutando, moviéndose y con este gesto.


Tras el descanso, con cero a cero, el Arandina tuvo algún intento de contragolpe, pero cuando llegaban al borde del área les entraba un desfallecimiento. Los chuts eran flojísimos, los sprints eran bronquíticos, daba todo una sensación de desigualdad ¡hiriente! ¿Cómo pudo nuestra sensibilidad soportar ese espectáculo? Alguien de Sumar estaría redactando una moción en ese momento.


Una de las 'contras' la ejecutó Frodo, el jugador Frodo, dándole a la intentona un aire mayor de aventura y fantasía.


También había un Átomo, lo que hacía recordar al inolvidable Perica Ognjenovic. Se presentía mal fario al cruzar ese recuerdo con Arda Güler.


Frodo, Átomo... y el árbitro García Verdura, como una orden de comedor. El colegiado (la liberalización arbitral está pendiente) pitó un penalti a favor del Madrid y lo tiró Joselu con éxito. Su estilo es tosco y frío a la vez, pero la ajustó bien.


El penalti se lo habían hecho a Brahim, que ya era, como de costumbre, el más brillante. Tiene una constancia de jugador importante. Estaba en muchos sitios con su entusiasmo habitual. En el 55 marcó el 0-2: condujo una jugada con velocidad y luego recogió el rechace con un tiro muy bueno. Esa mezcla muy suya de velocidad e intención.


Alrededor del 60, como mandan los cánones, empezaron los cambios. Se fueron a la vez Arda y Camavinga por dos diestros, y fue como si el equipo cambiara de hemisferio. El agua, que había girado a la izquierda, comenzó a girar a la derecha.


Ancelotti pasaba frío en la banda. Se ganaba el sueldo. Hay una elegancia del míster que consiste en aguantar el invierno con el abrigo. Así lo miraba todo más hierático pero ¿miraba como se mira a un niño o como se mira a una obra? A veces se adivina en sus ojos, y en los de muchos entrenadores, sobre todo veteranos, una gran distancia con lo que ven.


Con el 0-2, la derechización del juego y la desilusión de no tener al joven turco, el partido se fue haciendo aburrido y un poco irritante. Unos minutos-ceballos y no tanto por el jugador como por acabar especializándose en esos minutos sin sentido. Sin propósito, el juego se le barroquiza un poco más, como una humedad que rizara el cabello. Esos minutos mortecinos le dan a Ceballos la excusa para mucha media vuelta.


El partido languidecía, las aspas del molino dejaban de girar, aunque en los últimos minutos hubo un repunte gracias al empeño airoso de Rodrygo. Marcó el 0-3 a pase de Brahimm (penalti, gol y asistencia) en el 90 y aun hubo más en el descuento. El Arandina encontró el gol del honor, merecido y celebrado, en una jugada que tuvo algo cómico. Cabral, jugador local, encaró como extremo a Fran García, a la desazón lateral izquierdo. Le encaró como en un duelo de OK Corral, amagó hacia un lado y, ante el amago, Fran García salió despedido en dirección contraria. No es que se "comiera" el amago, es que fue como si Bud Spencer le hubiera dado un tortazo en contradirección. Más que un regate, fue como dar esquinazo en una persecución. El perseguido andaba ya muy lejos cuando Fran García quiso volver al cruce de caminos. Ancelotti, que ha visto a Maldini, qué otra cara puede poner sino la suya...