lunes, 15 de enero de 2024

Delicias turcas

 


Occasio e Poenitentia, de Andrea Mantegna


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


De la molicie navideña al Saporo invernal que va de Madrid a la Arabia de Lawrence pasando por Aranda de Duero, donde Ancelotti ponderó la cama, el vino y el cordero.


La movida es como la novela “De Madrid a Oviedo pasando por las Azores”, pero sin la gracia de Pemán. Se llama organización a la española: una Copa del Rey delirante concebida como aguinaldo de los ricos a los pobres para que los viejos cronistas hagan su demagogia de todo a cien, y una Supercopa o Copa Rubiales en Arabia que el Real Madrid ha de disputar en el desierto al equipo de “Ganárselo en el campo”, el Atlético de Almeida, que no fue campeón ni de Copa ni de Liga. La idea Rubiales/Piqué, declarada en su día por el propio Rubiales, era la propagación del feminismo en la región mediante mediante una Superliga de andar por casa con la organización de un Clásico español y de un Derbi madrileño, partidos que fatigan y distraen por un trofeo que tiene la misma trascendencia que el de La Galleta. Y dado que el Cambio Climático producido por los coches que circulan sin pegatina por el cortijo madrileño de Almeida ha dispuesto que en verano hace calor, y en invierno, frío, la pregunta que hay que hacerse es cómo afecta a la salud de unos futbolistas de elite el paso en dos días de la rasca mesetaria de Aranda al arenal ardiente de Arabia.


Entre Aranda y Arabia, lo importante ocurrió en Aranda, sede del debut del turco Arda Güler, un futbolista llamado a hacer historia.


Arda Güler es un diamante y entre todos tenemos que cuidarlo –dijo Joselu al acabar el partido.


Joselu abrió el marcador de penalti, con el mérito que eso tiene en este Real Madrid, que llevaba errados cuatro seguidos, y luego Joselú falló, en asistencia de Rodrygo, uno gol más claro que un penalti, pero Joselu es una figura mitológica para los supersticiosos, que ven en él la señal de la 15: uno mira a Joselu y ve la “Ocasión y Penitencia” de Andrea Mantegna. Y no carece de grandeza: ahí está su visión de Arda Güler justo en la semana que sale a relucir el feo que le hizo en la mesa el carnicero turco-kurdo Salt Bae, “showman” de la carne a la brasa, y en presencia de Carvajal, su cuñado, y de Valverde, a quienes sí obsequió con su número circense de cortar y salar el bistec, muy parecido al que te hacen de toda la vida en Tordesillas, con el puñado de sal arrojado contra la mesa como los caramelos en un bautizo. ¿Qué tienen que ver Salt Bae y el fútbol? Bueno, echa de comer a los futbolistas famosos, menos a Joselu, y toma el pelo a la Fifa del “calbo” Infantino: tocó la Copa del Mundo en Catar, cosa terminantemente prohibida como profanación (sólo pueden hacerlo quienes diga la Fifa), y la Fifa ha prohibido a Salt Bae “asistir a cualquiera de los partidos en el próximo mundial del 2026”. La indignación de la Fifa con Salt Bae por haber tocado la Copa del Mundo es comparable a la de las redes sociales con Salt Bae por haber ninguneado a Joselu, a la vez que las redes sociales y la Fifa pasan de la indignación de Cristiano Ronaldo con  la International Federation of Football History and Statistics (IFFHS), que no lo ha incluido en su top 10, máximo goleador del año natural (no necesita que le agranden las porterías, como pide Buffon).


Diremos, pues, que en la fría noche de Reyes en Aranda de Duero, Joselu y Güler nos brindaron una de “Delicias turcas” (¡aquella “Turks fruit” de Paul Verhoeven en el 73, con  Rutger Hauer y Monique van de Ven!), mientras los comentaristas de la TV del Estado nos tundían con la historia de la pescadería del carrilero local Pesca y los anuncios de la telebasura que viene en el canal.


Al tal Güler se le caen los diamantes de los bolsillos, y parece destinado a ocupar la sede vacante de Modric. Es el complemento ideal de Bellingham: ambos juegan a otro fútbol. El inglés se hartó de tirar desmarques de ruptura contra el Mallorca como el turco se cansó de tirarlos contra el Arandina. Ninguno de los dos contó con asistente. La noche del Mallorca se jugó al trantrán de Modric y Kroos, un paso de cofradía que anticipa la Semana Santa, y sólo la salvó la aparición de Rudiger en plan Cristo de Velázquez cabreado (como la Lola de Ruano). La noche del Arandina se jugó, en el sector de Güler, al trantrán de Nico Paz, al que los caracoles se le suben por las medias, y sólo la salvó el empecinamiento de Brahim en plan Vinicius el Bueno. 


Para el Real Madrid, lo malo (o lo bueno) del gol del honor arandino fue el retrato final de tres futbolistas: Fran García, Nacho y (el menos responsable) Arrizabalaga. Este equipo va a necesitar laterales, muchos laterales.



Salt Bae


LA MONDA, LE MONDE

Ahora es “Le Monde”, el periódico de la “intelectualidá” francesa, el que se hace preguntas sobre los Balones de Oro de Messi, que ahí anda el hombre, poniendo cara de qué-querés-bobo. En París el inspector Renault, de “Casablanca” ha debido de dar la orden de que se arreste a los “sospechosos habituales”, y el tufo se expande por esas partes en las cuales nunca pasa nada. Todo “le monde” sabe de qué va el asunto, pero es que primero hay que acabar con la Superliga, que pone en peligro “al futbol modesto”.

[Lunes, 8 de Enero]