Freud
Dalmacio Negro
14 de Enero de 2024
Bajo el dominio de la cultura subjetivista del racionalismo relativista, individualista y progresista, no es fácil saber qué es la democracia. Pues se ha impuesto como método para gobernar la mentira ideológica, de la que no son ya siempre conscientes los políticos y los gobernantes. Algo así como lo que decía Solshenitzsyn, para quien la ideología no era un concepto, sino una cosa, la realidad de cada día.
1.- Democracia es una palabra sumamente ambigua desde hace tiempo. Tomar café a las doce de la mañana puede ser democrático y antidemocrático tomarlo antes de acostarse. Igual que en la “cultura” woke, depende de lo que diga el opinante. La democracia show de J. Bochaca.[1]
Se quejaba Antonio García-Trevijano: «La idea democrática, que sólo puede ser una parte de la realidad, ha adquirido hoy, al convertirse en ideología del conocimiento, un poder mayor que el de la realidad misma, a la que suplanta».[2] Y la democracia irreal es, más que una religión, el aire que se respira. Todo nacido es demócrata por definición. Kim Jong-un, Lula da Silva, Maduro o el doctor Sánchez son ejemplos de demócratas sin tacha. Hoy lo serían Hitler y Stalin. Quien no se reconozca como demócrata está condenado a la muerte civil.
Bertrand de Jouvenel, uno de los mayores pensadores políticos del siglo XX —y muy actual—, escribió ya en 1945 en Sobre el poder, Historia natural de su crecimiento:[3] «Las discusiones sobre la democracia, los argumentos en su favor o en su contra, están marcados por la nulidad intelectual, porque no se sabe de qué se habla». Hoy, escribe Alain de Benoist, “vivimos en sociedades oligárquicas donde todo el mundo es demócrata, pero donde ya no hay democracia”. Corrige Eric Verhaeghe: “la democracia es un divertissement que nos hace olvidar lo esencial, el caos civilizacional, y lo hace aceptable”. Jesús Palomar distingue la democracia tradicional, objeto de críticas desde los griegos, y la moderna, la del “caos civilizacional”: “Sabemos lo que es la democracia moderna si nadie lo pregunta, pero cuando se nos pregunta, la presunta certeza desaparece”.[4]
2.- En el caos civilizacional, una de cuyas causas principales es justamente la perversión de la democracia, sólo cabe hablar de modalidades formalmente democráticas. Burkhard Wehner la bautizó por eso die mehrspurige Demokratie, “la democracia de varios carriles”, y sugirió el concepto Neokratie, “neocracia” para designar las formas de gobierno que han sustituido a la democracia considerada tradicional.[5] Formas que pueden describirse como la democracia de los Estados propiedad de los partidos políticos, que fungen como la casa Sindical de los admitidos en el consenso político. Sindicación de castas mitómanas con privilegios exclusivos que separa al Estado de la Sociedad “constituida” (Luis de Bonald) por el consenso social natural, el consensus omnium de Cicerón.
Uno de los carriles de la neocracia es la democracia sexual basada en el intercambio sexual sin recato y sin límites —últimamente, el bud Sex de moda en USA—,[6] que es común a todas las modalidades neocráticas. Democracia que es una de las causas principales de la crisis religiosa, y en consecuencia de la crisis moral, estética, económica, política, social, intelectual, judicial, de Occidente.
La escritora y socióloga franco-israelí Eva Illuoz ofrece una explicación de la sociedad industrial del sexo. Al ser de orientación marxista, la atribuye al capitalismo satánico: “el cuerpo está sexualizado porque es objeto y mercancía de múltiples industrias, la moda, las dietas, el deporte, la cosmética, que reglamentan el cuerpo a través de su sexualización. Y la expansión de estas industrias implica la sexualización del cuerpo. Pues el cuerpo sexualizado es una fuente considerable de ingresos para muchas industrias. Se trata de hacer que el cuerpo no sea precisamente bello, sino sexualmente atractivo, que no es necesariamente lo mismo”… “Entonces, es la naturaleza misma del lugar de trabajo la que cambia. Cada vez hay más puestos y trabajos que requieren un cuerpo sexualizado”.
3.- La institucionalización de la democracia sexual en Europa y USA comenzó en 1968 en Francia con la reivindicación de que los chicos pudieran acceder libremente a las habitaciones de las chicas en las residencias universitarias. “Cuanto más hago el amor, más ganas me entran de hacer la revolución. Cuanto más hago la revolución, más ganas me entran de hacer el amor” era un graffiti de la revolución de mayo de 1968, cuya idea fuerza resumía Gómez Dávila como “revolución y coño”. Aquilino Duque hablaba del «espíritu inmundo» de esa revolución políticamente inane; introuvable decía Raymond Aron. Pero desde el punto de vista de la historia de las ideas, «entre hedonismo y descristianización, la revolución cultural de los setenta ha subvertido las mentalidades».[7]
Subversión caracterizada por el triunfo del marxismo de Hitler sobre el de Lenin y Stalin. De hecho, aunque suele pasarse por alto, la revuelta parisina empezó en Alemania hacia 1966 con el movimiento estudiantil cuyas figuras y líderes —Rudi Dutschke, de formación evangélica, Joschka Fischer, Daniel Cohn–Bendit, etc.— estaban influidos por la Escuela de Frankfurt, admiraban al Che Guevara, se oponían a la guerra de Vietnam, eran feministas… y, last but no least, podían leer los textos frankfurtianos, freudianos y nacionalsocialistas en alemán.
Con ese movimiento y sus secuencias francesa y norteamericana (Berkeley en California), entró decididamente la biología en la política: el cientificismo biologicista sustituyó al mecanicismo marxista-leninista reflejo de la física de Newton. Adolfo Hitler, vegetariano, abstemio, no fumador, ecologista y protector de los animales,[8] había sustituido antes la clase por la raza, la lucha de clases por la lucha de razas. Y el historiador inglés John Lukacs —no es el único, también, por ejemplo, Joachim Fest— afirma que los progresistas actuales debieran ver en Adolfo Hitler su evangelista, su profeta o por lo menos su santo patrón en vez de condenarle: «el principal revolucionario del siglo XX no fue ni Lenin ni Stalin. Era Hitler».[9]
El homo sexualis de Sigmund Freud, elevado “a gran filósofo” ironizaba Augusto del Noce, empezó a competir en 1968 con el homo oeconomicus de Marx, al triunfar el vitalismo pansexualista, el sexo como el deseo de los deseos en tanto el origen de la vida, y la religiosidad democrática useña, influida también por los inmigrantes frankfurtianos —Marcuse, Adorno, Horkheimer—, otros alemanes como Wilhelm Reich, y el igualitarismo soviético, encomió la sexualidad.[10]
4.- La cuestión social suscitada por revolución industrial, que impulsó el aumento de la población al mejorar la higiene, la sanidad y las condiciones de vida, creó el proletariado de las nuevas sociedades urbanas en medio de las viejas sociedades campesinas —la civilización europea es -o era- la única gran civilización de origen campesino—,[11] pasó a un segundo plano. La “resolverá el socialismo entrando a saco en las naciones”, había escrito Donoso Cortés a la reina regente María Cristina en 1851. Pero como el socialismo no resolvió nada y complicó la situación política al introducir la dialéctica amigo-enemigo en el seno de las naciones, se pasó a la cuestión antropológica y la cuestión antropológica suscitó la sexual. Cuya idea rectora podría ser la frase de la socialdemócrata danesa Ida Auken en el Foro Económico Mundial de 2016: para gozar de la felicidad “no tendrás nada y serás feliz”. Frase que hizo suya la Agenda 2030–2050 de los millonarios socialistas que se reúnen en el Foro de Davos. Gente a la que cabe aplicar la de Michael Shellenberger: “un pequeño grupo de psicópatas está empeñado en atacar los pilares de la civilización moderna”.
5.- Benedicto XVI consideraba fundamental la libertad de enseñanza para evitar la propagación de las ideologías totalitarias. Un motivo es que los Estados europeos son totalitarios “liberales” según su amigo Robert Spaemann y tienden a considerar a los niños propiedad del Estado.
“Gobernar es poblar”, decía el argentino Juan Bautista Alberdi. Pero el famoso libro de Huxley Un mundo feliz, que es hoy, junto con 1984 de Orwell, la mejor teoría del Estado, prohíbe la reproducción sexual y considera la palabra “madre” la palabra más indecente y blasfema. En cambio, se puede disfrutar del sexo sin la menor traba.[12] En Suecia, por ejemplo, las juventudes del Partido Liberal piden o pedían la legalización de la necrofilia y el incesto y el cardenal Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, dijo en la RAI 3 italiana: “creo que la ley 194 [que legalizó el aborto en Italia] es ahora un pilar de nuestra vida social”. Efectivamente, protege el negocio del aborto para garantizar el consumo de sexo. Por lo que se penaliza ya, con toda la razón, como delito de acoso, rezar ante las clínicas abortistas a fin de proteger los puestos de trabajo de esa próspera industria.
6.- Uno de los mejores ejemplos de neocracia o democracia sexual es, por cierto, la España monárquica, donde el Estado regula tradicionalmente la enseñanza y cada gobierno de la transición fabricó su propia ley educativa con ánimo de mejorar la anterior. Loable intención cuyo éxito confirma el reciente informe PISA.
No iba a ser menos el gobierno del eximio Dr. Sánchez, gracias al cual, critica el fascista Jorge Soley en “La ley trans o la perversión hecha ley”,[13] el Estado es confesionalmente LGTBQI+. Lo que legitima la sexualización de los niños en la escuela a la que tienen que asistir obligatoriamente, al estar prohibido el homeschuling, la educación en casa. De ahí la llamada ley Celáa (29. XII. 2020), por ser iniciativa de Dª Isabel Celáa, ministre de Educación y Formación profesional en el gobierno del Dr. Sánchez, quien premió merecidamente a su autora para que disfrutase de su jubilación con la importante embajada en el Vaticano sin que pusiera ninguna objeción la Santa Sede.
La ley, concebida obviamente con perspectiva de género, está orientada según el Preámbulo —a la verdad un tanto farragoso por exceso de erudición—, a preparar a los estudiantes para la Agenda 2030, el año en el que comenzará la marcha hacia el mundo feliz. Presupone que los niños pertenecen al Estado, como es natural en un Estado progresista. En el que, para mayor garantía, dicho con palabras del periodista Hughes “dentro del Estado hay otro Estado que se llama PSOE formado por tribus y familias”.[14]
[1]Tarragona, Fides 2018.
[2] Vid. La teoría pura de la República. Madrid, El buey mudo 2010. Reed. en tres volúmenes en Editorial MCRC 2016..
[3] Madrid, Unión Editorial 2011.
[4] “El enigma de la ´democracia moderna´”. Disidentia.com (2. I. 2024).
[5] Der Staat auf Bewährung. Über dem Umgang mit einer erstarrten politischen Ordnung (El Estado en libertad condicional, Sobre la forma de tratar con un orden político congelado o paralizado). Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft 1993. Vid. también Die Katastrophen der Demokratie. Über die notwendige Neuordnung der politischen Verfahren. En la misma editorial, 1992,
[6] El bud sex consiste en que hombres no homosexuales tengan relaciones afectivas con otros hombres por puro placer. Vid. E. Rincón, “¿Por qué se ataca a la masculinidad?». destacadas@substack.com.
[7] J. Sévilla, Moralement correct. Recherche valeurs deséspérément. París, Perrin 2004. 4, p. 83. En el éxito de la subversión, cuenta mucho la “cultura” como negocio. Vid. J. Heat y A. Potter, Rebelarse vende. El negocio de la contracultura. Madrid, Taurus 2005. Decía Juan Pablo Richter: “Los que han favorecido y alimentado más la Estupidez del pueblo son los que han sacado mayor provecho”. Elogio de la estupidez. Madrid, Sequitur 2012. P. 102.
[8] L. Pellicani, Lenin y Hitler. Los dos rostros del totalitarismo. Madrid, Unión Editorial 2011. I, p. 30.
[9] Cinco días en Londres, mayo de 1940. Churchill solo frente a Hitler. Madrid, Fondo de Cultura 2002. VII, p. 218.
[10] K. Minogue, The Servile Mind. How Democracy Erodes the Moral Life. Nueva York, Encounter Books 2012. A. Esolen, Sex and the Unreal City. The Demolition of the Western Mind. San Francisco de California, Ignatius Press 2020.
[11] Vid. L. Díez del Corral, El rapto de Europa. Una interpretación histórica de nuestro tiempo (1984). Reed. Madrid, Encuentro 2018. 9, pp. 203ss.
[12] Uno de los éxitos de la hipersexualidad liberadora basada en el do ut des —una consecuencia del contractualismo hobbesiano—, no en la antigualla del amor de darse a otro sin condiciones, es la “necesaria” crisis demográfica de Occidente para salvar al mundo. Para los ecologistas, por ejemplo, la humanidad es una plaga. Vid. J. Benegas, “Las locas razones de un mundo sin hijos”. Disidentia.com (17. IX. 2023). Según Worldmeters, el aborto es ya la primera causa de muerte en todo el mundo, sin contar el aborto químico.
[13] Infocatólica.com (4. IV. 2023).
[14] Es indignante que el concejal de Vox Ortega Smith en el Ayuntamiento de Madrid, honrado con la presidencia del Sr. Carmeida, diga que “de lo único que pueden dar lecciones ustedes del Partido Socialista es de delincuencia. En eso, son ustedes auténticos maestros”. Y que atacase además al PiPí, partido que cumple siempre sus promesas. Menos mal que le reprobaron.
Leer en La Gaceta de la Iberosfera