Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Después de tres “cruzados” en cuatro meses (“lo nunca visto”, dice Ancelotti, que lleva viendo fútbol más de un lustro de los del ministro de Cultura Urtasun, que los mide de cincuenta en cincuenta años), el Real Madrid reanudará la carrera hacia la 15 un Martes y 13 en Leipzig, cuna de Leibniz.
–Anda, paga, que hoy celebras santo y cumpleaños –le dijo en martes y 13 a un cenizo que se arrimó al alterne en la barra del taurineo el gran Curro Fetén, un genio obligado a ganarse la vida como revistoso del puchero en la “selecta crítica taurina”.
¿Qué hubiera sido del Relato, de haberse podido dedicar Curro Fetén al fútbol? A un famosísimo comunicador que, achispado, va tras de él haciendo, por guaseo, el cojo, responde Fetén, revolviéndose: “¡Ay, como me ponga yo a hacer el hijo de p…!” Y es que, como diría Bernabéu, Fetén sabía más que la paloma azul. “Curro, en esa venta se tiene que comer bien”, le dicen un día, por Burgos; “hay muchos camiones en la puerta”.
–Desengáñate. Donde se come bien es donde hay muchos Mercedes –corrigió el cronista que atrapó el periodismo con un alfilerazo inolvidable; lo hizo en la radio, con un comentario propio de Quevedo: “Para ser figura del toreo, hay que mandar; Fulano no manda; y si manda, aquí no llega”.
Me acordé de Fetén viendo a los sacamuelas del Madrid-Villarreal cerrar el círculo en torno de Bellingham con las mismas artes que hemos visto hacer con Vinicius. “Para ser figura en España, hay que mandar; Bellingham no manda; y si manda, aquí no llega”.
–El mejor consejo que le daría a Bellingham es que juegue el juego que quieren la afición y los medios, evitando el mismo error que cometí yo. Si no juegas y no haces lo que los medios quieren, no hablas con ellos en español y básicamente no eres un títere, obtienes mucho palo –dijo Gareth Bale en “A League of Their Own” de Sky.
En Brasil y en Inglaterra, que son culturas futboleras de primer orden, ya conocen el trato del fútbol español a sus estrellas, si juegan en el Real Madrid. Vinicius y Bellingham son provocadores porque despiertan al público, que con la acústica del Nuevo Bernabéu se oye como si estuvieras en el teatro de Epidauro, en el Peloponeso. El “cruzado” de Alaba restó desfachatez a los personajes del Relato, que aun así se quedaron con las ganas de ver expulsado a Bellhingam. “Un árbitro con personalidad lo hubiera hecho”, sostenía un guaperas culé en el plató de TV. ¿Por qué? Por animar al público con los brazos.
–Be careful! –le soltó, para amilanarlo, el cantalejo de turno, traducción inglesa de una mezcla hispánica de “¡caballero, caballero, esa mascarilla!” y “¡usted no sabe con quién está hablando!”
Y todo esto bajo la cubierta del Nuevo Bernabéu, que también molesta a la tropa del Relato, cuyos obispos, con el cuento de que el dinero debía ser para el futbolista y no para el ladrillo (“una especie de lata de sardinas galáctica”, fue la famosa descripción del Van der Rohe del periodismo Bauhaus), se opusieron desde el principio a las obras. “Siete grados en Madrid tampoco es una temperatura como para poner la cubierta retráctil”, denunciaba al acabar el partido un Gay Talese de la situación. “Tienen el juguete y hay que utilizarlo”, añadía contexto el guaperas culé.
En la Liga el mando a distancia de la cubierta lo tiene Florentino Pérez, pero en la Champions ese mando lo tiene el uefo Ceferino, que hasta en si llueve o no llueve mete el hocico bajo la protección del fifo Infantino. Y con este belén de “cruzados” y “amigos” hay que jugarse la 15, que será la de Joselu. Para empezar, en Febrero, Martes y 13, en la cuna de Leibniz, un filósofo, por cierto, que tenía, según Russell, las virtudes que al Madrid le gustaría encontrar reunidas en el defensa central que necesita: “laborioso, económico, sobrio y honrado en cuestiones de dinero”, es decir, económico. Fue autor de dos filosofías: una, verdadera, pero poco simpática, que mantuvo inédita en un cajón, y otra falsa, pero muy popular, destinada a obtener la aprobación de los príncipes y de las princesas:
–Así que hay dos sistemas filosóficos representativos de Leibniz: uno, que él proclamó, era optimista, ortodoxo, fantástico y superficial; el otro, secreto, era profundo, coherente y asombrosamente lógico.
El Leibniz simpático inventó la doctrina de que éste es el mejor de los mundos posibles, a lo que el escocés Bradley añadió: “…y en el cual todo es un mal necesario”.
Había nacido la Superliga.
La Superliga nació, pues, tan natural como la sidra en el Paraíso-Emundía (Vascongadas), donde, según Alfonso Reyes, los días pasaban mansamente. “Una mañana, andando por Sagardúa-Kale, Adán y Eva se encontraron con la Serpiente. La Serpiente se descolgó de un hermoso manzano que había a la vista: era el manzano prohibido, del uso personal de Jangoicoa-Dios. La Serpiente conferenció con Eva. Eva convenció a Adán. Los manzanos sonreían desde los collados. Y éste es el origen de la sidra.”
La herencia de Florentino Pérez es una mezcla de Hollywood y la Biblia.
[Lunes, 25 de Diciembre]