DOMINGO, 13 DE JUNIO
11º del tiempo ordinario
3ª semana del salterio
11º del tiempo ordinario
3ª semana del salterio
Un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo:
-Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.
Jesús tomó la palabra y le dijo:
-Simón, tengo algo que decirte.
Él respondió:
-Dímelo, maestro.
Jesús le dijo:
-Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?
Simón contestó:
-Supongo que aquél a quien le perdonó más.
Jesús le dijo:
-Has juzgado rectamente.
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
-¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré a tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.
Y a ella le dijo:
-Tus pecados están perdonados.
Los demás convidados empezaron a decir entre sí:
-¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?
Pero Jesús dijo a la mujer:
-Tu fe te ha salvado, vete en paz.
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Lucas 7, 36 - 8, 3