José Ramón Márquez
El otro día los sindicatos convocaron a quien quisiera seguirles para protestar por que no se eleve la edad de jubilación. Con su habitual falta de sensibilidad, creían que interpretaban el sentimiento de los trabajadores, sin darse cuenta de que hay miles de ellos que no desean la jubilación bajo ningún concepto y que a sus setenta e incluso ochenta están con más ganas de currar que muchos quinceañeros de esos que están en la plaza de Felipe II subidos a un monopatín. Por eso es que el Gobierno que nos gobierna, siempre atento a las mínimas señales que vienen de sus benéficos súbditos, está empeñado contra viento y marea en llevar la edad de jubilación al mismo nivel del siglo XII, que a ver a qué edad se jubiló el Maestro Mateo.
Afortunadamente, hay netos indicios que demuestran el apoyo gubernamental a los vejetes productivos, que no fecundos. Volveremos a traer a colación al Avi de Torrespaña, al provecto Oliart Sausol, defensor confeso de la libertad de expresión, que dice el tío que ‘prohibir los dibujos animados sería una censura’. Pues claro, hombre, ¿cómo vamos a prohibir a Bob Esponja? Y eso justo después de haber dicho que necesita muchas más pelas para que la tele funcione, que nadie se pregunta si es necesario estar pagando entre todos esa tele, con la de ellas que hay que no nos cuestan un ochavo y son igual de malas. Bueno, pues este hombre es la prueba evidente de que la edad no debe ser un freno, porque aquí se ve que lo mismo que se dicen tonterías con veinte años, pues se dicen con ochenta, aunque a lo mejor las tonterías esas se las sugieren la pareja de sobrinillos que se ha llevado a currar con él que, por lo que cuentan, creo que el chico y la chica saben de la tele lo que no está en los escritos.
Y otra señal, por si hiciese falta, nos la da la mamá del Bacteriófago, Margarita Salas. La tía se ha buscado, con la amistad de Cristina Garmendia, la pepera del pesoe, un glorioso párrafo en la “convocatoria para el año 2010 del procedimiento de concesión de ayudas para la realización de proyectos de investigación y acciones complementarias dentro del Programa Nacional de Proyectos de Investigación Fundamental, en el marco del VI Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2008-2011”, un párrafo que prácticamente es sólo de aplicación a la buenaza de Margarita y que va encaminado a que a sus 71 años ella pueda seguir pidiendo Proyectos de Investigación, como una joven investigadora, llena de ilusión y de ambición científica, y pueda seguir estorbando a la espera de que la den el Príncipe de Asturias a la Insistencia, que lo van a crear también ex-profeso para ella.
A ésta la metió en la Española el difunto Martín Municio, y si le pides que te diga una palabra con tilde te dice Matilde, y ahora también la han puesto en el patronato de la Biblioteca Nacional, para que eche ahí alguna tarde. Siempre la verás con su cara seria, como de señor Burns, con su batita blanca, como del anuncio del Ariel y con la mesa del despachito atestada de papeles, como la de Franco en el NO-DO. No me extraña que necesite más tiempo para investigar. Sólo con el que precisa para investigar lo que hay en su mesa ya la haría falta otra vida.