Jorge Laverón
Gregorio Tebar nació en Albacete, aunque se considera de Alicante, ciudad en la que se hizo torero y donde reside. El Inclusero, apodo con eco de una bella copla de Don Juan Valderrama, derivó su toreo de un tremendismo inicial a un toreo depurado y estilista. Variado y elegante muletero, pero pésimo estoqueador.
Gregorio ha toreado extraordinariamente con la capa. Un verdadero artífice del toreo a la verónica, heredada en parte de su padrino Antonio Ordoñez.
La verónica de Gregorio, de gran pureza, basada en el cite de lejos, el leve toque, el juego acompasado de brazos y piernas. La hondura y la belleza del lance en su máximo esplendor. Muy personal en la composición y también con algo de pellizco y misterio de los toreros gitanos. Una verónica de “quejío”, de muñecas “partías”.
La chicuelina de El Inclusero no se queda atrás. Superior en belleza a las de Diego Puerta y con tanta técnica como Paco Camino. De nuevo el cite de lejos, muy de frente, las bambas del capote adelantadas, el leve toque, el cambio exacto, el giro despacioso en la cara, las manos bajas, la figura erguida.
Pocos toreros han toreado con el capote como Gregorio. Ha habido y hay grandes estilistas de la verónica, pero mejores que “El Inclu” ninguno, y en la suerte de Manuel Jiménez “Chicuelo” nadie le ha superado en riesgo, técnica, belleza y distinción.
Torero de culto en Las Ventas de Madrid, toreó tres novilladas, cortó cuatro orejas y salió una vez por la Puerta Grande. De matador toreó cuarenta y cinco corridas y cortó seis orejas. La última, el 28 de Octubre de 1990, tras una faena de bellísimo trazo, hondura, maestría y añeja torería.
Gregorio ha toreado extraordinariamente con la capa. Un verdadero artífice del toreo a la verónica, heredada en parte de su padrino Antonio Ordoñez.
La verónica de Gregorio, de gran pureza, basada en el cite de lejos, el leve toque, el juego acompasado de brazos y piernas. La hondura y la belleza del lance en su máximo esplendor. Muy personal en la composición y también con algo de pellizco y misterio de los toreros gitanos. Una verónica de “quejío”, de muñecas “partías”.
La chicuelina de El Inclusero no se queda atrás. Superior en belleza a las de Diego Puerta y con tanta técnica como Paco Camino. De nuevo el cite de lejos, muy de frente, las bambas del capote adelantadas, el leve toque, el cambio exacto, el giro despacioso en la cara, las manos bajas, la figura erguida.
Pocos toreros han toreado con el capote como Gregorio. Ha habido y hay grandes estilistas de la verónica, pero mejores que “El Inclu” ninguno, y en la suerte de Manuel Jiménez “Chicuelo” nadie le ha superado en riesgo, técnica, belleza y distinción.
Torero de culto en Las Ventas de Madrid, toreó tres novilladas, cortó cuatro orejas y salió una vez por la Puerta Grande. De matador toreó cuarenta y cinco corridas y cortó seis orejas. La última, el 28 de Octubre de 1990, tras una faena de bellísimo trazo, hondura, maestría y añeja torería.