SILENCIO, SE MATA
En nuestras democracias, los autos de fe del silencio son a veces más eficaces que las hogueras nazis o la censura estalinista. Un acusado sometido al derecho común puede probar su inocencia: es una cuestión de coartada, de dossiers, de hechos demostrables. Un escritor, culpable de no conformidad con los parámetros del pensamiento dominante, sólo puede sufrir la picota de la exclusión. Muere asfixiado, enterrado vivo.
LES DERNIERES CHAÎNES, ROCHER, 1996/ LOUIS PAUWELS
Ignacio Ruiz Quintano
En nuestras democracias, los autos de fe del silencio son a veces más eficaces que las hogueras nazis o la censura estalinista. Un acusado sometido al derecho común puede probar su inocencia: es una cuestión de coartada, de dossiers, de hechos demostrables. Un escritor, culpable de no conformidad con los parámetros del pensamiento dominante, sólo puede sufrir la picota de la exclusión. Muere asfixiado, enterrado vivo.
LES DERNIERES CHAÎNES, ROCHER, 1996/ LOUIS PAUWELS
Ignacio Ruiz Quintano