Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Hoy, San Isidro, conviene decir que hay un isidrismo futbolístico, del que supe por Juan Gómez Juanito:
–¿Chupón? Yo llevo el balón, levanto la cabeza, veo a Isidro… y sigo regateando.
O sea, que Juan araba mientras Isidro miraba.
Y hay un isidrismo político, de Régimen, por el que dos tercios de españoles viven del otro tercio. En la imagen de Quevedo, un ciego (generalmente de derechas) llevando a dos cojos (generalmente de izquierdas) al hombro.
–Son las cargas de la democracia –explica desde hace cuarenta años la izquierda, que ahora se sube a Ortega para decirnos que “no es esto, no es esto” y vendernos un “proceso constituyente” para resetear lo apañado.
Es de cultura muy católica hacerse perdonar con un reconstituyente todos los pecados.
–Queremos un proceso constituyente completo –dice Garzón el Joven, a quien no se le conoce un trabajo.
Para la Generación Mejor Preparada de la Historia, Garzón el Joven, con nómina del Estado como diputado, y Pablito Iglesias, con nómina del Estado como profesor, dos tipos que piensan como vegetarianos y viven como carnívoros, son los perfiles numismáticos de la España Antisistema.
A Iglesias, que aspira a otra nómina en Bruselas, no se le cae de la boca la palabra “corrupción”, pero corrupción es que los contribuyentes sostengan una Universidad que lo contrata de profesor gramsciano cuando no ha leído una línea de Gramsci ni en la solapa de “El Viejo Topo”, aunque esa derecha biempensante que acepta cambiar en el Bachiller a San Agustín por Mosterín le sigue el juego llamándole “antisistema”.
Conozco a un liberado sindical que también presume de antisistema: su sindicato nació en el 62 y se infiltró en los aparatos franquistas “para luchar desde dentro” (garrapatearlos) hasta que en el 77 se llevó “el patrimonio inmobiliario incautado por Franco en la guerra civil”.
Al final, aquí, el único sistema va a ser uno, que creía vivir tan a gusto sin sistema, como Ancelotti.