Luz vejeriega de Cádiz
Francisco Javier Gómez Izquierdo
No imaginábamos un final de Liga tan extraño. Un final de Liga que hará campeón al equipo que menos puntos pierda y no al devorador de rivales al que estábamos acostumbrados.
Cuando más arreciaba la bendita tormenta atlética, uno no veía plantilla suficiente para el triunfo final y cuando ya estaba convencido de mi error de listillo, llegan las alergias de mayo a la capital de España, debilitando de manera alarmante no sólo la casta atlética, sino también al terrible Madrid de Münich, hasta dar vida al enfermizo Barça, que parecía desahuciado desde hace un mes.
El Atlético de Madrid me hizo perder ayer un helado de crocanti en David Rico, pues le dí campeón por la mañana en El Arcángel, convencido de que el equipo de Messi no está ya para nada. Ni siquiera para ganar al Elche. Pero el Atleti es el Atleti, y no es de extrañar que en esa casa, el día menos propicio le de al señor Courtois por ponerse a cantar y llamar la atención a quien no debe. Al Tata Martino mismamente, que vino a Barcelona a ganar algo. Empecinados los madrileños en el regalo, lo mismo va a valer lo ganado que lo regalado..., pero no sería justo... y por eso todos confiamos en la táctica legionaria de Diego Simeone, “cojones y valentía”, y que como todas las ligas gane el título el equipo que más haya lucido.
No imaginábamos un final de Liga tan extraño. Un final de Liga que hará campeón al equipo que menos puntos pierda y no al devorador de rivales al que estábamos acostumbrados.
Cuando más arreciaba la bendita tormenta atlética, uno no veía plantilla suficiente para el triunfo final y cuando ya estaba convencido de mi error de listillo, llegan las alergias de mayo a la capital de España, debilitando de manera alarmante no sólo la casta atlética, sino también al terrible Madrid de Münich, hasta dar vida al enfermizo Barça, que parecía desahuciado desde hace un mes.
El Atlético de Madrid me hizo perder ayer un helado de crocanti en David Rico, pues le dí campeón por la mañana en El Arcángel, convencido de que el equipo de Messi no está ya para nada. Ni siquiera para ganar al Elche. Pero el Atleti es el Atleti, y no es de extrañar que en esa casa, el día menos propicio le de al señor Courtois por ponerse a cantar y llamar la atención a quien no debe. Al Tata Martino mismamente, que vino a Barcelona a ganar algo. Empecinados los madrileños en el regalo, lo mismo va a valer lo ganado que lo regalado..., pero no sería justo... y por eso todos confiamos en la táctica legionaria de Diego Simeone, “cojones y valentía”, y que como todas las ligas gane el título el equipo que más haya lucido.
El final de Liga del Madrid y el Barça es parecido, pero en el caso de los blancos lo agrava un exceso de indolencia impropio en la Casa y que al aficionado madridista le enfadará de lo lindo -supongo- si no se es campeón en Lisboa. El Real Madrid ha tirado la Liga, indecoroso acto que no ha recibido los merecidos vituperios de los suyos, quizás dominados por el ansia de una Décima que de no conseguirla puede que empuje a los más críticos a recoger los pelillos de la mar, que el día 24 será todo un océano.
Mis mejores deseos para el Atleti, que ha conseguido alegrar mis errores en las artes adivinatorias. Ésas que vaticinaban una eterna liga bipolar.