jueves, 22 de mayo de 2014

Feminismo

 Amazonas con hombre

Musulmán ante la mezquita
Sueño de progreso

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Parece que se ha levantado gran polémica por que un señor ha dicho una frase machista, pecado mortal de este catecismo laico que nos asfixia, delante de una señora feminista, categoría ésta que goza de un prestigio divino.

     Si hemos de echar mano a la capacidad de razonar que nos dio Dios o Naturaleza -¡a saber!-, uno tiene miedo de ser un poco  machista porque en ocasiones le vienen ejemplos que los sin argumento dicen demagógicos, pero que a los no comulgadores con las nuevas tendencias sociales nos parecen significativos. Un poner: en la final olímpica de los cien metros lisos sería excepcional la presencia de un velocista blanco en una de las ocho calles y por supuesto totalmente imposible que atletas del género femenino lucharan por medallas con los del género masculino y raza negra. ¿Por qué no tiene una “delantera” centro, perdón, centra,  el Milán o el Real Madrid?

     Estas cosas las suelto para contrastar la menor capacidad física -y digo física- de unos hombres con respecto a otros hombres y de la mujer con respecto al hombre en general, pero hace dos o tres años una señora con pantalones y novia me dijo que yo era un machista y que venía de una escuela fascista, y como soy apocado en las discusiones y no me atrevo a molestar en lo más mínimo me achanté ante la dama y dejé que perorara ante varias personas que hacíamos el descanso de unas charlas, en teoría muy instructivas, sobre “habilidades sociales”, que como ustedes saben son enseñanzas pedagógicas para militar en el feminismo.

      Los derechos son de las personas. De todas las personas. Hombres, mujeres y niños. No veo que en estos tiempos haya que distinguir derechos masculinos y femeninos...¡ pues no señor, estoy muy equivocado! El feminismo libra su particular guerra diaria en demostrarnos que una mujer es más que un hombre y ya tiene paridas varias leyes que así lo constatan en España. Como el machismo de hace dos siglos ó como el de Irán de hoy.

      Discípulos del feminismo que quieren controlar Europa llegaron ayer a Córdoba a propagar la nueva moda de devolver la mezquita al culto musulmán, ese credo tan consentidor y respetuoso con el género femenino. El señor Cayo Lara se puso en plan Jesucristo con látigo para expulsar a los mercaderes del templo y la joven Elena Cortés, la ministra prieguense  que manda en las casas andaluzas, aplaudía regocijada junto al señor Willy Meyer, el padre de la niña colocada en su ministerio por ser vos quien sois, tan hija de jefe como cuota preceptiva. Abogó la comitiva por una Europa como Andalucía. Tolerante y no excluyente. Feminista y no machista. Vamos, ¡disparate tras disparate!,... y ellos y ellas, sin alterar el gesto, proclamaron ser depositarios de las tres culturas. Como la Mezquita de Córdoba. Patrimonio de la Humanidad.