domingo, 13 de noviembre de 2016

Otoño en la Demanda

El fresno del Cañón

Francisco Javier Gómez Izquierdo

     Al gran Paco le llama el bosque y como sabe que no los hay en España como los de la Demanda, se ha venido con un servidor en busca de un pino silvestre que mimar junto al resto de su colección de árboles reducidos -bonsáis-  en Piedrabuena. Merece la pena asistir a la felicidad de un sabio en lo suyo que sucumbe ante la esbeltez del pariente más elegante y valioso de la familia de los pinos , que se emociona ante la rotundidad del roble centenario o es capaz de catalogar como fresno un ejemplar de dudosa especie junto a la ermita de San Bartolomé en el Cañón del Río Lobos.
 
     Los bosques de mi pueblo, gracias a Dios, y vamos a tocar madera, existen desde que el mundo es mundo y lo habitaban los dinosaurios. Los humanos que allí nacimos los respetamos y queremos con unos amores que todos los veranos vemos escasean en el resto de España. "Así se cuida el monte", dice Paco, encargado en los Montes de Toledo de tal menester mientras  con envidia sana se apoya en la barbacoa de piedra en la que los serranos asamos chuletas y mira pastar las vacas que con aristocrática indiferencia llenan el buche de tréboles exquisitos. 

La huella del dinosaurio

 La belleza del roble en noviembre

 Mellizos

 Las primeras nieves en los pinares