Abc
Tres por cero al equipo pepinero… “y nos critican”, se queja Zidane.
Sentimentalmente, el equipo pepinero, que decían los cronistas, el Leganés, para uno, sigue siendo el equipo de Luis Ángel Duque, un personaje que daba las ruedas de prensa en “cheli”.
La rueda de prensa fue un invento español de la época de don Eduardo Dato y, si se saben aprovechar, pueden llegar a ser una industria. En el fútbol, desde luego, la rueda de prensa tiene patrocinadores, pero unos, como Mourinho, las hicieron divertidísimas, y otros, como Zidane, las hacen soporíferas.
Zidane no tiene nada que decir y no lo dice, pero, como ha de decir algo, dice lugares comunes como el que come pipas.
–Dejamos la portería a cero y nos critican, pero nosotros a lo nuestro.
Zidane habla como un Empleado del Mes, no como un entrenador del Madrid. En la sociedad actual se valora mucho ese no decir nada, que es la forma de alcanzar el título de Hombre de Centro.
Al lado de las ruedas de prensa de Zidane, un artículo del ex árbitro agnóstico Iturralde (probablemente el personaje más entretenido que anda en el mundo del fútbol) es un libro de Mark Twain.
–Y no sigo escribiendo, que me estoy empezando a calentar y lo escrito queda para siempre –le leí el otro día –. Y como diría una canción de Hertzainak: “Hau dena aldatu nahi nuke” (“Me gustaría cambiar todo esto”).
¡Qué no daría uno por un Zidane con semejante desparpajo! Pero está visto que este Zidane entrenador es igual de apocado que aquel Zidane jugador que salía en un documental sobre el equipo francés que ganó la Copa del Mundo: era el único futbolista que no abría la boca.
–El fútbol es cosa de todos –dijo ayer.
¿Qué película podría hacer Clint Eastwood con un tipo así?
–La época en la que yo crecí no se parece en nada a la de ahora –dice Eastwood para explicar su nueva película–. Antes, si pensabas en un héroe, imaginabas a Audrey Murphy, alguien que había hecho algo extraordinario. Pero en la sociedad políticamente correcta de hoy, todo el mundo necesita irse a casa con un primer premio para no herir sus sentimientos. Regalan premios para todos. Nadie tiene la oportunidad de ser héroe de verdad. El mero término está quemado.
El nuevo “héroe” del Madrid, que lleva siéndolo tres años, es Bale, con su zurda, una zurda que parece la mano de un novio (si el novio fuera Warren Beatty, claro), y con su hernia, una leyenda periodística que le cayó encima porque entonces todavía no había aparecido Donald Trump. Bale es ese atleta que sale en “Carros de fuego” y que cuando se acaba la película él salta por la pantalla y sigue corriendo por el patio de butacas, abre la puerta y tira por la Gran Vía, Castellana, el Bernabéu, túnel de vestuarios, fondo Sur, portería de los goles y gol. A su lado, en el campo, Cristiano agiganta su melancolía y, como tiene dicho Hughes, dialoga con el espejo, porque el suyo no es un narcisismo burbuja, pues no muere con el espejo.
Entre las flores de Cristiano y los pepinos (¡al Lega!) de Bale, el Madrid se ajusta la Liga.
RENOVACIÓN CRISTIANA
En jerga futbolera, la renovación de Cristiano, como la de Messi, “es cuestión de tiempo”. La de Cristiano se iría al año 2021, que lo pondría en una edad como la de Di Stéfano. Piedra, Bronce y Hierro. Logosfera (era de los ídolos, de la escritura a la de la imprenta), grafosfera (era del arte, de la imprenta a la televisión de colores) y videosfera (era de lo visual). En 2021 Cristiano tendría 36 años, uno menos que los que cumplieron los grandes genios de la pintura, pero casi diez más de los que acostumbran cumplir los grandes ídolos del rock, desde Amy Winehouse a Brian Jones, pasando por Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin o Kurt Cobain.
En jerga futbolera, la renovación de Cristiano, como la de Messi, “es cuestión de tiempo”. La de Cristiano se iría al año 2021, que lo pondría en una edad como la de Di Stéfano. Piedra, Bronce y Hierro. Logosfera (era de los ídolos, de la escritura a la de la imprenta), grafosfera (era del arte, de la imprenta a la televisión de colores) y videosfera (era de lo visual). En 2021 Cristiano tendría 36 años, uno menos que los que cumplieron los grandes genios de la pintura, pero casi diez más de los que acostumbran cumplir los grandes ídolos del rock, desde Amy Winehouse a Brian Jones, pasando por Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin o Kurt Cobain.