viernes, 12 de agosto de 2011

El gaitero de Gijón* y la poca gracia cultural de Morante

El cartel de El Bibio en un bar de Colunga


José Ramón Márquez

Pues a la cuarta, tampoco. En Gijón, como en Valencia, en Huelva y en Bayona ‘el triunfo’, lo que ellos llaman ‘el triunfo’, se ha ido a otras manos, manos de carne, de pellejo, de huesos, y al final de la corrida de hoy han sido las ingles de Talavante quienes han tenido el dudoso honor de abrazar el sudoroso pescuezo de un capitalista para tomar el camino de la puerta grande mientras el ciprés berroqueño salía a pata por cuarta vez de la plaza en el cuarto compromiso de su ‘Inmolation Tour 2011’.

La prensa adicta nos informa, no obstante, de que la de hoy, casualmente, ha sido la actuación más sólida y redonda del berroqueño, que es lo mismo que dijeron las otras tres veces anteriores, con la salvedad de que en esta ocasión el Pasmo de Galapagar debió hacer un prodigio, pues estuvo ‘tirando del toro hundido en el piso’; vamos, que ya me imagino al eucarístico como al gran Peter Cushing en ‘El Perro de los Baskerville’, película de la Hammer de los años cincuenta en la que el impávido actor está a punto de sucumbir en unas peligrosas arenas movedizas.

Por lo demás, parece que no hay gran novedad sobre las tardes precedentes, aunque es importante reseñar que en esta ocasión tampoco ha habido revolcón de gorilón, lo cual es motivo de sincera alegría. Los toros siguen siendo tan birrias como siempre y nadie se preocupa de reseñar el juego de los animalejos en el caballo, total ¿para qué? En El Grullo, las vacas que fueron cubiertas por Padre Idílico (+), subidas a una loma donde corre algo el aire, siguen sin comprender por qué sus hijos no van a manos del diosecillo pétreo y comentan quedamente a la caída de la tarde, en la querencia del soto donde están las adelfas, que mientras el berroqueño no vuelva a anunciarse con los Cuvis su suerte no va a cambiar.

¿Cuánto va a durar el hechizamiento entre los harekrisnas de Tomás? ¿Qué pirueta harán este año para volver a darle de nuevo el ‘prestigioso premio Paquiro’, que fue creado expresamente para él?
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En la corrida del día de ayer, en un exceso de celo cultural el buenazo de Morante espetó a un espectador: ’¡Vete a la m...!’, rememorando al actor y director Fernán Gómez, utilizando sus mismas palabras en un cultísimo guiño a la parte más selecta de sus cultos seguidores. Toreros de cultura, con sus cosas.

Un torero de Interior, Rafael el Gallo, gitano y sevillano, las estaba pasando muy malamente una tarde en Valladolid en corrida mano a mano. A la muerte de su primero, un espectador comienza a increparle fuera de sí:

-¡A la cárcel! ¡A la cárcel con El Gallo!

Y Rafael, que podía haberle mandado a la m..., si hubiese tenido más cultura y menos ingenio, le dice:

-¡Qué más quisiera yo que irme a la cárcel ahora mismo, con lo que queda aún por salir de ese chiquero!

Juzgue el atento lector la gran diferencia que existe entre los toreros de Cultura y los de Interior.

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Se echan de menos este año las clásicas reseñas de José Luis Suárez Guanes, ‘Guanes el memorioso’, de su feria de Gijón. Eran una grata seña de identidad del agosto taurino. Deseamos sinceramente que la ausencia de su firma no sea debida a motivos de salud.
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*El gaitero de Gijón