José Ramón Márquez
A raíz del triunfo de José Antonio Morante de La Puebla en Bilbao llama poderosísimamente la atención que esta vez haya sido privado, de manera totalmente incomprensible, de los habituales adjetivos que le suelen prodigar los más asolerados revistosos del puchero, que por una vez se han mostrado de lo más sobrios a la hora del elogio del buenazo de Joseantonio.
Aceptando que Morante es lo que es y sin entrar en disquisiciones sobre una corrida en la que no hemos estado presentes, causa una extrañeza sin límites que en esta ocasión -y vive Dios que no hay tantas- no hayan sacado a pasear nuestros simpáticos plumíferos todo el aparato de pelucos escacharrados, de verónicas broncíneas, de sonidos negros, del abelmontamiento de oficio o de las imprescindibles referencias canónicas a la génesis directa del toreo de Morante desde la genialidad de Rafael el Gallo o la exquisitez de Curro Romero.
Tan sólo Amorós, que cada vez da más la impresión de ser el único que juega por libre, ha escrito en su crónica lo que se esperaba. Los demás, o bien a palos más o menos evidentes con el de La Puebla, o bien al ninguneo, o bien a resaltar ciertos detallitos sin efusividad y siendo bastante cicateros en el elogio.
Yo, que creo que me conozco un poco al ganado, tengo para mí que esto va en defensa del Pétreo. Estamos que no vivimos a la espera de que el Comandante del Puesto de Galapagar realice la faena soñada en su ‘Inmolation Tour 2011’. Mientras, los paladines de su defensa mediática no pueden bajar la guardia y ponerse a ensalzar a Morante a tontas y a locas, como harían si en el tablero no estuviese pétreo ciprés Tomás, porque más o menos Morante juega la misma partida que Tomás. Otros no importan, pues no juegan en este torneo. Por ello es que ni a Fandiño ni a Mora, se les regatea, de momento, el elogio, y ése es el signo de su inofensividad. Por ello, por si las moscas, es que interesa que no haya mucha competencia para los jurados a la hora de la aclamación, dado que los objetivos primordiales de la particular feria de Abril tomasera es darle, como es natural, el ‘Prestigioso Premio Paquiro’, que por algo se creó para él, y sobre todo entronizarle como ‘gran triunfador de la temporada y salvador del toreo’.
¿Alguno se imagina lo que habrían escrito los revistosos a propósito de Morante, si Tomás estuviese de baja o retirado?
A raíz del triunfo de José Antonio Morante de La Puebla en Bilbao llama poderosísimamente la atención que esta vez haya sido privado, de manera totalmente incomprensible, de los habituales adjetivos que le suelen prodigar los más asolerados revistosos del puchero, que por una vez se han mostrado de lo más sobrios a la hora del elogio del buenazo de Joseantonio.
Aceptando que Morante es lo que es y sin entrar en disquisiciones sobre una corrida en la que no hemos estado presentes, causa una extrañeza sin límites que en esta ocasión -y vive Dios que no hay tantas- no hayan sacado a pasear nuestros simpáticos plumíferos todo el aparato de pelucos escacharrados, de verónicas broncíneas, de sonidos negros, del abelmontamiento de oficio o de las imprescindibles referencias canónicas a la génesis directa del toreo de Morante desde la genialidad de Rafael el Gallo o la exquisitez de Curro Romero.
Tan sólo Amorós, que cada vez da más la impresión de ser el único que juega por libre, ha escrito en su crónica lo que se esperaba. Los demás, o bien a palos más o menos evidentes con el de La Puebla, o bien al ninguneo, o bien a resaltar ciertos detallitos sin efusividad y siendo bastante cicateros en el elogio.
Yo, que creo que me conozco un poco al ganado, tengo para mí que esto va en defensa del Pétreo. Estamos que no vivimos a la espera de que el Comandante del Puesto de Galapagar realice la faena soñada en su ‘Inmolation Tour 2011’. Mientras, los paladines de su defensa mediática no pueden bajar la guardia y ponerse a ensalzar a Morante a tontas y a locas, como harían si en el tablero no estuviese pétreo ciprés Tomás, porque más o menos Morante juega la misma partida que Tomás. Otros no importan, pues no juegan en este torneo. Por ello es que ni a Fandiño ni a Mora, se les regatea, de momento, el elogio, y ése es el signo de su inofensividad. Por ello, por si las moscas, es que interesa que no haya mucha competencia para los jurados a la hora de la aclamación, dado que los objetivos primordiales de la particular feria de Abril tomasera es darle, como es natural, el ‘Prestigioso Premio Paquiro’, que por algo se creó para él, y sobre todo entronizarle como ‘gran triunfador de la temporada y salvador del toreo’.
¿Alguno se imagina lo que habrían escrito los revistosos a propósito de Morante, si Tomás estuviese de baja o retirado?