José Ramón Márquez
683 kilos tenía el zambombo que ayer le echaron en Bilbao a Manzanares y el querido Pirri apunta que aún fue mayor en Bilbao uno de 698 kilos que le echaron al gran César Rincón. De ese toro, Pirri se debe de acordar un montón, dado que uno de los que estuvo frente a él fue él mismo, y eso debe de dejar huella; en honor a la verdad se debe decir que en la época moderna el honor de los kilos le corresponde a Paco Camino, que despachó al toro Campanito de Miura y de 701 kilos en la tablilla.
Es fama que, al ser encajonado el toro en el Cortijo del Cuarto, un testigo presencial exclamó: ‘¡Adónde va este camello?’, y otro que le oyó le respondió: ‘A Bilbao!, que allí se las entenderá con Paco Camino.’
Y vaya que se las entendió. Salió el toro a la plaza ‘largo como un tren’. Tomó el toro cuatro varas sin excesiva codicia, y a decir del maestro Cañabate: 'La faena fue considerable, porque considerable era el toro; desiguales los pases, pero siempre como nacidos de buenas manos toreras, tal vez algo frías. Buena faena en conjunto, realzada por la espectacularidad del toro. Entra bien a matar, no con estilo como otras veces, pero recto y con arrestos. Corta una oreja.'
Miura y Paco Camino en Bilbao en los setenta del siglo XX. En el siglo XXI las figuras se dan de tortas por vérselas con los cochinetes de Victoriano del Río o con los pilaristas de El Pilar. Ahí queda muy bien explicada, para quien quiera verla de una manera rápida, la distancia enorme que va de Interior a Cultura.
683 kilos tenía el zambombo que ayer le echaron en Bilbao a Manzanares y el querido Pirri apunta que aún fue mayor en Bilbao uno de 698 kilos que le echaron al gran César Rincón. De ese toro, Pirri se debe de acordar un montón, dado que uno de los que estuvo frente a él fue él mismo, y eso debe de dejar huella; en honor a la verdad se debe decir que en la época moderna el honor de los kilos le corresponde a Paco Camino, que despachó al toro Campanito de Miura y de 701 kilos en la tablilla.
Es fama que, al ser encajonado el toro en el Cortijo del Cuarto, un testigo presencial exclamó: ‘¡Adónde va este camello?’, y otro que le oyó le respondió: ‘A Bilbao!, que allí se las entenderá con Paco Camino.’
Y vaya que se las entendió. Salió el toro a la plaza ‘largo como un tren’. Tomó el toro cuatro varas sin excesiva codicia, y a decir del maestro Cañabate: 'La faena fue considerable, porque considerable era el toro; desiguales los pases, pero siempre como nacidos de buenas manos toreras, tal vez algo frías. Buena faena en conjunto, realzada por la espectacularidad del toro. Entra bien a matar, no con estilo como otras veces, pero recto y con arrestos. Corta una oreja.'
Miura y Paco Camino en Bilbao en los setenta del siglo XX. En el siglo XXI las figuras se dan de tortas por vérselas con los cochinetes de Victoriano del Río o con los pilaristas de El Pilar. Ahí queda muy bien explicada, para quien quiera verla de una manera rápida, la distancia enorme que va de Interior a Cultura.