jueves, 4 de agosto de 2011

Cuerno de África

Bob Geldoff


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Cuerno de África, que sólo sugiere belleza, no es más que hambre.

Ahora mismo, en España, Cuerno de África es como la muletilla de los dos huevos duros de Groucho en el camarote.

Sabrá usted que han cerrado El Bulli...

Hombre, peor están en el Cuerno de África.

El Cuerno de África es una cosa que llama más la atención de las mujeres que de los hombres. De hecho, si uno está al loro del Cuerno de África es porque en el Twitter, cuando más contento te ves, te cae un recordatorio de Elena Valenciano, que está con Rubalcaba, o de Paloma Cervilla, que está en la playa.

Acuérdate del Cuerno de África.

¡Y dos huevos duros!
Si, a cuatrocientos puntos la prima de riesgo, Zetapé se lleva la familia a Doñana, el paraíso que los demás sólo conocemos por el libro de Aquilino Duque, ¿por qué el parado español iba a tener que llevarse la suya al Cuerno de África?

Oti Rodríguez Marchante, que lleva en la crítica de cine casi tanto como Alfonso Sánchez, pero sin toser, fue una Navidad con los marines de Bush padre al Cuerno de África, y al volver le faltó poco para ingresar en un convento, como Mondeño. Después ha estado un par de veces en El Bulli, saliendo con la misma (pero distinta, claro) hambre ontológica.

¿Tiene arreglo el Cuerno de África?

Está Moratinos, un arbitrista hispánico como escapado de alguna pulla de Quevedo. Moratinos quería ser presidente de la Fao porque, igual que Rubalcaba tiene la fórmula secreta para acabar con el paro en España, él tiene la fórmula secreta para acabar con el hambre en el mundo. Con ese cuento se granjeó el apoyo de Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos, obligados a decir: “Con Moratinos, al fin del mundo.” Pero luego a Sergio Ramos se le cayó la Copa que atropellaría el autobús y a Moratinos se la jugó otro arbitrista más listo que le quitó la silla, con lo cual nos hemos quedado sin saber cómo se arregla el hambre del mundo en tres años, que era el plan.

Sin Bob Geldoff y sin Moratinos, el Cuerno de África está a merced...

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