lunes, 8 de agosto de 2011

Con 20 basta

Stielike
Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Dice Mourinho que quiere una plantilla de veinte futbolistas, y lo dice con esa cara que ponía Dick Van Patten para decir que con ocho basta. ¿Es que Mourinho quiere a sus futbolistas menos que Dick Van Patten a sus hijos?

A la hora de dar problemas, da lo mismo ocho que ochenta. Florentino Pérez dejó caer alguna vez que le daban más problemas los cuatro gatos del vestuario del Madrid que todos los empleados de sus empresas juntos.

Se supone que Mourinho quiere sólo veinte tíos para tenerlos todo el año con las orejas levantadas, que es lo que funciona. Con más de veinte, siempre hay un grupo que se descuelga para montárselo de indignados que ponen la quechua en los medios, donde nunca faltan viudas del valdanismo dispuestas a llorar por los valores perdidos. ¡Menuda escandalera vienen de montarle a Mourinho por decir lo de la plantilla corta!

¡Qué vergüenza! La mejor plantilla de la historia y todavía pide más. Este portugués es una ruina.

Callejón aparte, Mourinho ha traído este verano a un portugués caro, Coentrao, y a dos turcos baratos, pero rencos: Sahin y Altintop. (En cuanto a Neymar, todo indica que sería una mosca en su gran sopa originaria).

Coentrao gusta a los viejos aficionados porque tiene algo del viejo Madrid: cara de Vallecas.
De Bernabéu se cuenta que fue a Alemania a fichar a un figura que le habían señalado y, al acabar el partido, dijo a su gente:

Quiero al “6”.
Negrita
Ante la cara de asombro de todo el mundo, explicó Bernabéu:

Tiene cara de Vallecas.

Era Stielike.

Esto no es especular con lo que hubiera sido de Negredo con Bernabéu, a quien, por cierto, se le escapó Potele, el Messi del Valle del Kas. Se trata de entender lo que Mourinho ha comprado con Coentrao: además de fútbol, carácter. El carácter que Bernabéu vio en Stielike y el carácter que Cruyff (él decía “mala leche”) buscó en Stoichkov.

En cuanto a los turcos Sahin y Altintop...

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EL TESTAMENTO DE ADÁN

Testamento de Adán es como en Castilla se conoce el Tratado de Tordesillas, en virtud del cual España y Portugal se repartieron el Nuevo Mundo. Tordesillas sirve hoy el mejor chuletón de España, pero el presidente de Neymar sacó su nombre a colación para exteriorizar sus complejos nacionalistas. Ese Ribeiro es un Laporta pasado por Rosell, y deja en el aire una idea intelectual, a lo Dani Alves, de las clases dirigentes de Brasil. Vale que Calderón cayó por no traer a Kaká, pero no parece que Pérez cayera por no traer a Neymar.

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