Francisco Javier Gómez Izquierdo
En plena judería cordobesa, a mitad de la calle Cabezas, se encuentra una estrecha callejita a la que llaman "de los arquillos". En el palacio que hace pared estuvo preso, una gran losa lo refiere, el noble de Lara Gonzalo Gustios y de los arquillos colgaron las siete cabezas de sus siete hijos, traicionados por Ruy Velázquez, señor de Vilviestre, y doña Lambra, señora de Barbadillo, que se unieron en matrimonio para perpetuar sus ruines estirpes.
Cuenta la hermosa leyenda que la noble cordobesa Zaida engendró del prisionero Gonzalo Gustios un guapo mozo, Mudarra, al que llegada la edad de comprender le explicó de qué padre venía, cómo murieron sus siete hermanos y quién los traicionó.
Mudarra está llegando a la Demanda donde espera el formidable escenario del pórtico de la iglesia de Castrillo de la Reina, mi pueblo, donde "hacer en el traidor justa venganza".
De aquí a tres días, viernes 8, sábado 9 y domingo 10, a las 10 de la noche, un año más, y van treinta y tres, los espectadores asistirán con el ánimo sobrecogido a una de esas extraordinarias rarezas que Ud. recordará con agradecimiento, como muy placentera y sobre todo por no haber perdido el tiempo.
Les prometo que les aprovechará. Quedan ustedes en las mágicas manos del gran Abilio.



