jueves, 21 de agosto de 2025

"La Recareda" y el Alcalde



  

Francisco Javier Gómez Izquierdo


    Los fuegos son continuo tema de conversación en este pueblo de bomberos forestales en los Montes de Toledo y tras la aparición por el tele de una señora que resulta soriana, donde los naturales cuidan el bosque como nadie, colocada por la parcialidad gubernamental para mandar mucho desde el tontiloquismo que tiene plagadas todas las administraciones sin distinción de parcialidad. Se acusan entre sí de incompetentes y no queda más remedio, visto el panorama, que darles la razón.


  Me viene a propósito un episodio de va para 30 años en el que junto a tres damas, fuimos desde aquí, andando hasta la Guadalupe de las Villuercas. Una de las chicas había hecho promesa y es sabido que entre gente de palabra no cabe incumplimiento. Los cientoypico kms, aumentados cada vez que imaginaba un atajo, los hicimos en cinco etapas. En una de ellas, al llegar a la cantina del pueblo preguntamos por alojamiento para dormir. La cantinera nos señaló al alcalde que casualmente estaba tomando café y faria; éste nos llevó a un supuesto albergue que resultó un casito sin puerta, sin agua, sin nada... Sólo broza en el suelo y sobre el suelo un grupejo de mozuelos de parla extraña dispuestos a quemar a otro rubiasco que le sonaba la voz a alguna de las Rusias. Salvamos al chaval, si no la vida, sí alguna quemadura. Viendo el alcalde que aquél no era lugar decente nos dijo que una señora, "la Recareda", daba camas, novedad que nos tranquilizó pues llovía sin compasión."Recareda" no es en verdad el nombre. Era otro de la misma categoría; de los que no habrá dos registrados en mujer de menos de cuarenta años. Tampoco descubro el pueblo, porque me dicen que muchos se asoman a mis párrafos de Salmonetes... y no quiero malos entendidos, pero sepan que se apellida "de los Montes", como el Arroba de los Montes donde escribo.


  "La Recareda" nos inquirió por quién nos había "recomendado" su puerta y al responder que el alcalde, con gestos que retrataban mejor que cien mil palabras su particular calaña, nos deletreó con innata maldad: "...pues decid al alcalde que donde metió a los músicos por fiestas que os meta a vosotros" Y ¡¡zás!! nos dio con la puerta en las narices.


   Desmoralizados volvimos a la cantina, ya sin el alcalde, y contamos la peripecia a los escasos parroquianos. Uno de ellos, a todas luces avergonzado, pidió a la cantinera que nos alojara -llovía a cántaros- y ésta nos proporcionó dos cuartos muy mejorables, insistiendo de continuo que no daba camas desde hacía años, desde Franco, cuando los cazadores venían, que tenía miedo a que la denunciáramos, que hay gente muy mala, que...


   Es más que evidente que las Comunidades y el Gobierno resultan al ciudadano como nos resultaron a mi doña, dos amigas y servidor, el alcalde y la "Recareda" de los Montes de Toledo, y a los que deseo hayan alcanzado entendimiento.