Vladimir Bukovski
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Cautivo y desarmado el viejo Occidente cristiano, el orden liberal alcanza sus últimos objetivos europeos: la apoteosis de la Urss en forma de Ue, ese banco de tres patas: el despotismo de Wittfogel, la patocracia de Lobaczewski y el bioleninismo (un sistema de promoción del desperdicio social como fin último) de Spandrell.
–Yo ya viví en tu futuro –nos avisó Vladimir Bukovski–: organizaciones creadas por coacción y gobernadas por una docena de personas no electas que se reúnen en secreto; un Parlamento que aprueba las decisiones del Politburó; el fin de la Urss era liquidar las nacionalidades para crear una nueva identidad, y la corrupción creció de arriba abajo; los opositores son silenciados (gulag y ostracismo); no caben reformas.
La lideresa liberal de la Ue, que ya inventó el poder Ejecutivo no electo, inventa ahora una “Ley Europea de Libertad de Prensa” (Fraga, con la suya, parece hoy Bakunin fumándose un “piti” sentado en un barril de pólvora para mosquear a sus visitantes) que permite el arresto de periodistas por “interés público”, con lo cual aquí ya no hay más prosa garantizada por el Estado que la de Javi Fortes, por ponerle cara al “mainstream”, en cuyo plató un tal Palomo incluyó a Tocqueville en los “Founding Fathers”, y todos asintieron, como anticipándose a la ley de Von der Leyen, consumada maestra del sarcasmo:
–Una prensa libre e independiente es un pilar esencial de nuestra democracia. Con nuestra Ley Europea de Libertad de Prensa, queremos mejorar su protección. Esto permitirá a los periodistas continuar con su importante labor de forma segura, sin interrupciones ni intimidación.
El único paliativo contra esa ley sería la “cárcel amable” (sin muros ni rejas ni concertinas) impulsada por la Generalidad catalana, a imitación de la que en la República impulsó la simpática señorita Kent, que inventó las vacaciones del preso bajo palabra de honor. “¿Y si no vuelven?”, preguntó un reportero. “Si mis presos dan su palabra, volverán –contestó la señorita Kent–. Respondo de ello”. Ni que decir tiene que al poco tiempo no hubo en las celdas más que palabras de honor, por lo que nuestra Rosie de Bruselas deberá asegurarse de que los periodistas que disientan de los Fortes permanezcan en sus ergástulas.
Pero ¿y la sociedad civil? De veraneo. Así que sólo nos queda “la bohéme”, descrita por Carlos Marx en “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte” como “vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, expresidiarios, prófugos, timadores, saltimbanquis, carteristas, escritorzuelos, alcahuetes, rateros, mendigos (…) y toda esa masa difusa y errante que los franceses llaman la bohéme”, que a lo mejor se plantean firmar un manifiesto.
La Urss/Ue ha impuesto de forma aplastante su definición liberal de enemigo: todo aquel que se enfrente a su visión mesiánica del futuro (Erriguel) será expulsado del debate, tildado de reaccionario o de populista y arrojado a un amable gulag.
[Martes, 12 de Agosto]

