Florentino Pérez y Xabi Alonso
La Estrategia y la Táctica
Pepe Campos
Tras los dos primeros partidos jugados en La Liga —contra el Osasuna y el Oviedo— el Real Madrid muestra una imagen todavía incompleta con respecto a lo que puede llegar a ser la nueva era de Xabi Alonso. La etapa de Carlo Ancelotti comienza a ser historia, pero ese Real Madrid del entrenador italiano ha dejado huella en la memoria de los seguidores madridistas. Hubo momentos de gran fútbol, muchas emociones, remontadas y partidos inverosímiles. Como el mismo Ancelotti dijo en su despedida, nada es eterno y la vida es un continuo cambio. Ancelotti para mí se sitúa al lado de Miguel Muñoz —el mejor entrenador habido, porque ponía a los mejores jugadores y les dejaba jugar, sin monsergas; era la época antigua del fútbol, digamos—. En relación con la llegada de Xabi Alonso, para muchos aficionados era totalmente necesaria dada la velocidad que experimentan los tiempos actuales. Entrados en materia, muchas de las novedades que prometía este cambio de entrenador en el equipo madrileño, a día de hoy no se han experimentado. Principalmente, no se ha manifestado esa presión desbocada de los jugadores de ataque sobre las defensas contrarias, que para el Madrid parecía idear Alonso. Lo que se ha observado es una ocupación inteligente, por parte de los futbolistas de arriba, de los espacios que conducen a la salida del balón de los equipos rivales. Es decir, existe presión pero no con un despliegue suicida del esfuerzo, más propio de equipos técnicamente inferiores. En este sentido, más bien diríamos que el Madrid se aplica en un no dejar jugar el balón al rival, y prepararse para la recuperación del esférico cuando sea el momento ideal, que llegará, aplicando una paciente y contenida espera.
En segundo lugar, tampoco se ha percibido una defensa con exceso de centrales. Aquí la ocupación del espacio, viene a ser un saber distribuirse de los jugadores del centro en el arranque de las jugadas, que permite que el jugador que juega por delante de los dos centrales clásicos destaque por su buena colocación y por la cobertura hacia arriba, con una amplia gama de movimientos también a derecha y a izquierda de toda la zona medular. Esta labor la ha asumido Tchouameni, con sorpresa, por su buen resultado. Ahora parece un jugador recuperado, preciso y equilibrado. Asume el corte y la confección del juego en esa parcela vital del medio campo —es posible que Alonso haya diseñado para Tchuameni algo que él ya conocía como jugador, tomado de su propio padre, Perico Alonso—. Éste es el mayor éxito y novedad que presenta la venida de Alonso al banquillo del equipo blanco. Después viene la ocupación de las bandas por los laterales, un aspecto que Alonso delinea, y que en los dos casos, Alexander-Arnold y Carreras, se está escenificando con preocupación de cubrir una amplia área de terreno a pesar de la cercanía de estos jugadores a la línea de banda. Se da una exigencia de dinamismo de movimientos, más aún hacia arriba, con proyección atacante —porque ambos jugadores poseen un buen pase o calidad en el centro a la hora de colocar el balón en el área tras subida por el lateral—. De estos dos jugadores, señalar, que Alexander-Arnold atiende y vigila perfectamente lo que le queda a su espalda, mientras Carreras, parece un jugador con llegada hacia la portería rival, descuidando un poco lo que le queda atrás.
Más detalles sobre táctica y estrategia todavía es pronto para adelantar lo que sucederá. Dos partidos oficiales han sido muy poco y queda mucha temporada. Sí, sería interesante, dar un balance, jugador a jugador, de lo que espera Xabi Alonso, por lo que se ha plasmado ya o se percibe, se intuye o se pudiera producir. En este análisis también se incluye el estado de forma de los jugadores. Así, si empezamos por la portería, Courtois sigue al mismo nivel cubriendo todo el arco y atento a las salidas, es posible que utilice mucho sus pies para sacar el balón y llevarlo con prontitud a la delantera. El otro cancerbero, Lunin, ha elegido el confort de ser suplente de Courtois. Si salimos del área, nos encontramos primero con Alexander-Arnold (o Trent), que ha mostrado mayor nivel en la ocupación defensiva clásica del espacio del lateral, con un buen pase de ataque y cierta imprecisión en la entrega en corto del balón. En este puesto, Alonso no quiere perder a Carvajal, sino tenerle como un jugador que participe y se muestre, por su experiencia, su intensidad y su nervio combativo. Veremos aquí, pues, una competencia. En el centro de la defensa, Huijsen, un fabuloso fichaje por su manejo del balón en la salida —de alta precisión—, aunque no se le ha apreciado cómo se desenvolverá en los marcajes, sobre todo en el juego aéreo, a pesar de su altura y envergadura. Militao, está llamado a resolver las situaciones de apuro defensivo cuando sea necesario el cruce, el despeje y el corte. En principio ésta sería la pareja titular de centrales. Aunque no se debe olvidar que la contundencia y solvencia de Rüdiger será de vital uso cuando los equipos contrarios posean jugadores contrastados en sus delanteras. Entre los tres llenan con plenitud la parcela del centro. Asencio permanecería como un jugador de la casa, de recambio, de utilización con garantías cuando sea necesario.
En el lateral izquierdo Carreras parece haberse adueñado de ese puesto desatendido el año pasado. Se le ve más un jugador hacia arriba que si liga bien con Vinicius dará la posibilidad de llegadas profundas por la izquierda; el Madrid con él recupera el buen centro templado del balón hacia el área como en otras épocas tuvo el equipo (Gordillo, Roberto Carlos o Marcelo). Fran y Mendy quedarían para los recambios. Fran, más dinámico, menos defensor. Mendy, aparentemente, menos jugador con el esférico, pero duro de roer si hay que pasarle. Si pasamos al centro de la media, ya hemos indicado esa nueva ubicación, más plena, más amplia, con esa función exitosa de medio centro, de toda la vida, que puede cumplir Tchuameni. Si bien, como su ligazón con el balón no siempre es la apropiada —ese es su lunar, nos recuerda a veces a Pogba—, el equipo necesitará a Güler —por la izquierda y por toda la medular— para la faceta de dar temple y criterio al juego, más la de llevar el balón a las zonas propias de peligro, sin olvido del último centro o del disparo a puerta. Güler es muy buen jugador, no obstante, se nos antoja, la suya, como una tarea excesiva para que pueda cumplir con una misión de tanta envergadura, la de mantener el juego del equipo; ésta es la duda que surge con Güler, la de su capacidad de sacrificio, de concentración o de presencia continua en el juego, en donde se le ven ciertas carencias o discontinuidades, en las que tiene que mejorar o apropiarse para ser primera figura en el mundo del balompié. Alonso apuesta por él y veremos el resultado de toda esta aventura. En su día jugadores como Martín Vázquez —sus botas eran tacos de billar— o Guti —amplia visión—, no pudieron cumplir con empeños similares, sin que sea del todo acertada esta comparativa.
En el lado diestro del medio campo pensamos que es absolutamente imprescindible Valverde. Un jugador de ida y vuelta. De lectura apropiada de los partidos. De confección del juego y de sacrificio para tapar agujeros y recuperar el balón. E incluso con llegada al área rival y con un fantástico tiro a puerta desde fuera del área. Un jugador que con cualquier entrenador y en todos los equipos sería titular. Un despliegue inmenso en su juego, con balón y sin balón. Después, a la hora de jugar en el centro del campo del Real Madrid, no debemos olvidar que Bellingham aparecerá y normalmente será titular; posee llegada, sacrificio, criterio y gol. Y tampoco hay que ignorar que Camavinga es otro gran jugador que puede ser perfectamente titular porque se anticipa al juego del rival, por disponer de mentalidad defensiva y una amplia gama de recursos para lo que ahora se llama romper líneas, es decir, ir hacia adelante. Necesita mejorar en cómo llevar el balón en los pies, más pegado, no dándole un metro por delante, problema por el que pierde balones importantes —es el defecto que tiene que limar Camavinga, un jugador intenso—. Domina la izquierda pero puede jugar por la derecha, e incluso de lateral izquierdo. Es un comodín. Por último, tenemos a Ceballos un jugador marcado por las lesiones. Sin ir más lejos, el año pasado cuando mejor fútbol mostró, aplicándole al Madrid un sentido común que le faltaba en ese momento, se lesionó con todo lo que conllevó ese suceso —hablamos del mes de febrero, en el mismo meollo de todas las competiciones—. Ceballos dispone de criterio, buen toque y con esa carencia de la continuidad. Que juegue mucho o poco dependerá del desarrollo de la temporada.
Si pasamos a la delantera, la línea donde el Real Madrid presenta más registros, hay que comenzar por Mastantuono —aunque le vemos más como medio—. Jugador zurdo que juega por la derecha —un aspecto hoy dominante, probablemente porque no existen delanteros centros natos, cuando el extremo natural tenía que ir hasta la línea de meta por el lado de su pierna buena—. Mastantuono aporta lucha y entrega, buen posicionamiento, recuperación del balón, presión y un juego sin fisuras. Su propuesta y ofrecimiento le darán un aire de combate al Real Madrid que le viene muy bien, para que nadie se duerma durante el partido. Al mismo tiempo, Mastantuono se hace tan competitivo que podría dejar en el banquillo a alguna figura. Por la misma banda aparece Brahim, un jugador también de disputa y que se gobierna con soltura en los espacios cortos cuando los partidos se convierten en planos y las defensas contrarias en impenetrables. Tiene la cualidad de entrar por donde otros jugadores no son capaces de penetrar. Al igual que Rodrygo, que con su juego de seda se infiltra en las defensas cerradas como una brisa suave, a pesar de que se le quiere enclavar en la izquierda del ataque es un jugador muy resolutivo desde la derecha, con buen regate y pase, que se asocia —otro término moderno— perfectamente con los jugadores que se le ofrezcan. Su punto flaco, ser menos luchador y eso hoy no gusta. Desde mi punto de vista es un jugador indispensable que puede ser titular como clásico siete, no obstante tanto empeño en querer replicarle por Vinicius.
Nombramos a Vinicius y damos —chocamos— con el emporio futbolístico de La Liga y con la prensa apesebrada que han trasladado al aficionado —de alma de cántaro— la obligación de insultarle porque si se hace se es guay. Hay patente de corso en insultar a un jugador bravo que ha ofrecido al mundo del fútbol espectáculo. Un jugador que ha ido hacia arriba, cuando hoy se suele ir hacia atrás. Su generosidad en el juego no ha revertido en plácemes, sino en acusaciones, en querer que entre por el aro —ese es su problema que no se doblega a la opinión buenista: en este caso que no drible, que no exponga a los jugadores contrarios a sus deficiencias—. Es curiososo: todo hijo de vecino quiere verlo fracasar de manera estrepitosa, si bien esto va a ser difícil, pues Vinicius es un gran jugador —poseedor del don del regate—. Me recuerda a Amancio en el odio que generaba su juego preciosista. Amancio como gallego sabía navegar: una diferencia no trasladable. Como Amancio, no fracasará, sobrevivirá. Vinicius se entenderá con Mbappé. Lo veremos. Y ahora hablemos de Mbappé, en realidad el gran cambio surgido en este Real Madrid de Xabi Alonso. Mbappé superadas las secuelas del secuestro al que fue sometido en su etapa del PSG, hoy se le ve como un jugador fresco, comprometido, veloz y goleador. Juega por el centro de la delantera —sin esas presiones que sufrió Ancelotti, por esa prensa sometida—, puede jugar por la izquierda y por la derecha, puede bajar al medio campo, en fin, se ha convertido en el eje del equipo. Cuando en 2018 ganó el Mundial con Francia, en la mejor versión de Mbappé, jugó suficientemente por la derecha, recordemos. Puede hacerlo por donde le dé la gana. Para finalizar, hay que hablar de Gonzalo que aporta el remate de cabeza de Santillana para cuando sea procedente, y de Endrick que con su potente disparo estará ahí cuando se le requiera.
Nos queda por referir que en líneas generales, o como un conjunto de propuestas, el Real Madrid de Xabi Alonso pretende que el equipo mantenga un orden, un equilibrio, un ajuste y un diagrama de esfuerzos, de desempeños y de resultados. Desde este punto de vista, en un equipo que tradicionalmente suele dejarse llevar por lo imprevisto, por las emociones y por las pulsaciones —desde que se fue Di Stefano—, lo relacionado con el orden se convierte, normalmente, en una utopía. Ni Netzer, ni Breitner, ni siquiera Stielike, tampoco Zidane o Kroos consiguieron que su orden reinara en el equipo. Lo emotivo que esconde el Real Madrid suele permanecer. Ese es el verdadero reto de Xabi Alonso, adaptar su racionalidad a la pasión que suele aflorar en el Real Madrid.