sábado, 7 de abril de 2012

Pascua

Mochila casillera en tienda compostelana 
para peregrinos

Pedro Ampudia

Umbral nada sabía de fútbol, que le aburría, y si algo aprendió al final se lo enseñaría Gistau. Así que sorprende descubrir que también con el Madrid su genio saltaba el potro de la ignorancia clavando la salida como un Gervasio Deferr de la literatura. "La constitución del Madrid es puramente religiosa. Se ama y venera una cosa que sólo existe en su sucesión y que es perenne porque siempre cambia". El Madrid es tan grande que hasta el más desapegado de su leyenda le encuentra el sentido metafísico y espiritual y nos deja sin nada más que decir, porque tras eso sólo descenderíamos a la banalidad. En esa religiosidad del madridismo la Copa de Europa es la misa del Gallo, el Jueves Santo y el Domingo de Pascua, todo en uno y en eliminatorias. La Liga es la misa del domingo donde va el Madrid como excusa para tomar el vermut en el bar de la plaza, con ropa limpia, pero dejando las galas para lo otro, que es donde se celebran la vida, la muerte y la resurrección. El Domingo de Pascua de mi generación fue aquel gol de Mijatovic en Amsterdam que nos trajo la leyenda al presente decidida a instalarse en el nuevo siglo que venía y en ésas estamos.

En esta edad portuguesa del Madrid volvemos a oler al menos el aroma de la Copa que nos estuvo vetado desde aquel milagro de Zidane. Anoche [miércoles, 4] certificó el Madrid su pase a semifinales por segundo año consecutivo. Bien es cierto que los chipriotas del Apoel no eran un rival de entidad, pero antes de Mourinho eso importaba poco. Kaká sigue mostrando detalles del jugador que fue y toneladas del jugador que es. Cristiano no conoce de entidades del rival y acomete cada partido como si librara una batalla personal contra el destino que le deparó la contemporaneidad con el chico mudo de Rosario. Volvió Di María para demostrar que la genialidad no se lesiona, tan sólo necesita la ayuda del músculo. Espera el Bayern, que sí tiene un portero. In Mou we trust. "La pasión por el Madrid es la pasión por uno mismo, por esa vida levantada sobre lo cotidiano que es la vida del equipo y sus campeones. Todas las religiones han funcionado igual". Umbral y sus cosas.