DOMINGO, 22 DE ABRIL
Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en el partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo:
-La paz con vosotros.
Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo:
-¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.
Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo:
-¿Tenéis aquí algo de comer?
Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos. Después les dijo:
-Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí."
Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo:
-Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas.
Lucas 24, 35-48