Rey Tomás
José Ramón Márquez
Como hay que mantener la máquina engrasada y no hay que permitir que se apaguen los rescoldos, como hay que ir encendiendo la vela a San Paquiro del GPRS, no vaya a ser que se acabe el momio, como hay tantos intereses por ahí que tan poco tienen que ver con el toreo ni con las cosas absurdas que nos interesan a los aficionados, ahora sale la prensa seria, la que no está dispuesta a difundir ocurrencias, que para eso está Pedro J. Ramírez, con J de Jacinto, para vigilar que no caiga en las páginas sacrosantas de su particular cuarto poder ni una sola ocurrencia, la noticia de que el July, el Pequeñín de Velilla, el Importancias, está en tratos con Tomás, el Comandante de Puesto de Galapagar, el Ciprés Berroqueño, para hacer un frente común, una línea Maginot del yo me lo guiso y yo me lo como, y presentar una especie de espectáculo cómico taurino en el que ellos harían una causa común para lo que resta de temporada, pasados los sustos de Sevilla y Madrid, con el fin de rebañar los cuartos que pueda haber por los pueblos.
Si no fuese porque hay diarios que no aceptan de modo alguno la publicación de ocurrencias, casi nos podríamos pensar que para que esta noticia fuese ya totalmente una ocurrencia de José Mota sólo faltaría que la terna estuviese completada por El Averroncho, porque si Julián I El Importante se dedicó a labrar todo el follón del G10 y si el Comandante de la cruz de Santa Hemenegilda se apartó de manera voluntaria de la compañía tanto de los toros como de los toreros, a ver quién es capaz de explicar sin ocurrencias cual es la comunión de intereses que une a estas dos figuras.
En el año 1907 se dio en Madrid una corrida de Eloy Clairac que, a partir del cuarto, fue a plaza partida. En cada división de la plaza apareció un tancredo: el auténtico don Tancredo al lado derecho y un imitador llamado Antonio Álvarez en el izquierdo. Quizás sea éste el fin de la coyunda de estos dos: plaza partida y a un lado el enfadado berroqueño, el Rosa Díez del toreo, y al otro el Chiquitín expoliado de orejas por los venales presidentes, el Toni Cantó de la lidia. Tomás y Julián, Abbot y Costello, Laurel y Hardy, Gabriel y Galán. Esto no puede ser una ocurrencia, eso está claro.
Importante Julián