Rozando el varal
Jesús, Barrabás, Pilato...
El Prendimiento
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Ayer no me dio tiempo a ver la cofradía de los Universitarios con ese Cristo Sindónico sacado por Juan Manuel Miñarro López desde las heridas retratadas en la Sábana Santa de Turín. No me dióo tiempo porque estuve haciendo unos “mandaos” después de comer que me entretuvieron hasta casi las siete y porque para mí que, al menos en las primeras cofradías, los costaleros llevaron cierto paso ligero. Antes de las siete y media La Sangre ya había pasado el Arco del Triunfo y en mi librito decía que a esas horas llegaban los universitarios a los que seguiría la procesión que estaba ante mis ojos. Como las tardes de Champions las tengo de precepto, renuncié a subir hasta la Mezquita y preferí, de camino a casa, encontrarme con el Buen Suceso en San Fernando y el Prendimiento en Alfonso XII. Antes de bajar hasta el río pude asistir a la milimétrica salida de la iglesia de la Amargura en la plaza de la Trinidad.
El Martes Santo es día de estudiantes. Me llamó la atención la cantidad de jóvenes capillitas -se les nota por sus camisas de manga larga, pantalones de vestir y el brillo de sus zapatos- que inundaba el trayecto de la Hermandad salesiana, y es que estoy convencido que a la Semana Santa andaluza uno se aficiona, como se aficiona al fútbol. Sin casi darse cuenta.
A paso de legionario llegué a ver al Barça, del que se me van cayendo muchos afectos. Me descompusieron las noticias que llegaban de Alemania y se descompone el Barça a marchas forzadas ya desde antes de aquel accidente aytequinesco ante el PSG. Se descompone desde que se marchó Xavi (no ha habido nadie como él) y desde que Luis Enrique se encabezonó en descubrir el Mediterráneo. Luis Enrique se ha despedido de Barcelona para, sin presión (?) enseñar al mundo del fútbol un sistema revolucionario que pasa por la eliminación de los laterales. Otro Luis, de apellido Carrión, también lo prueba de vez en cuando con catastróficos resultados. No creo necesario ser muy versado en el asunto para darse cuenta que la irrupción de Jordi Alba y Alves en ataque a los que dejaban falsos extremos, con inteligentes y coordinados movimientos, el espacio de los carriles del 7 y del 11, desequilibraba muchos partidos, aparte de reconocerse como un sistema ganador. Ante la Juve, la defensa culé pareció la del Córdoba, sin perjuicio de la nula profundidad de los centrocampistas -¿ustedes no ven ya como cansado e impotente a Mascherano en el mediocentro?- y el libre albedrío en el que se ha instalado el delantero Neymar, extraordinario en lo técnico pero con unas cosas de niño chico que le hacen aborrecible en ocasiones... porque ésa es otra, la indisciplina a nivel individual de la plantilla a mí se me hace harto evidente y un equipo sin disciplina no es equipo. Da la sensación de que Luis Enrique, que en su victimismo irracional no sabe si creerse Jesús o Barrabás, no puede con sus jugadores y parece que no va con ellos este fin de temporada. ¡Con lo apetecible que se lo habían puesto!